_
_
_
_
_

Un estudio revela la nauseabunda vida de las familias de la Cañada Real

José Manuel Romero

Seis meses después de su llegada al basural de Madrid, un descampado junto al vertedero de Valdemingómez, a la altura del kilómetro 14,500 de la carretera de Valencia, los niños de las 53 familias gitanas realojadas junto a la Cañada Real padecen múltiples enfermedades: micosis (infección producida por hongos), conjuntivitis y desnutrición son algunos de los males que han echado raíces entre los pequeños.A esta conclusión ha llegado un informe sanitario del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid. Este municipio de 20.000 habitantes que linda con Valdemingómez ha estudiado, por iniciativa propia, las condiciones de vida en las casetas de uralita y madera que Cáritas levantó el 9 de mayo pasado en la Cañada Real, sobre terrenos rústicos y no urbanizables cedidos por el municipio de Madrid. Allí encontraron techo 53 familias expulsadas del camino de los Toros (San Blas) por el Ayuntamiento de la capital.

Más información
El PSOE se queja a la ministra de Asuntos Sociales

El estudio abordado por el Gobierno municipal de Rivas-Vaciamadrid (IU-PSOE), que incluye diversos análisis del agua e inspecciones veterinarias de los animales del poblado, describe un paisaje espeluznante. "La contaminación química y la producción de olores nauseabundos [de la incineradora y los vertederos ubicados junto al poblado] dan un aspecto desolador y tétrico al lugar, perfecto decorado de una película sobre la degradación humana", exponen Julia González Días (concejal de Salud de Rivas) y Pilar Jiménez (Medio Ambiente) en un escrito que han remitido a la Asamblea de Madrid.

Los diputados regionales ya han leído los resultados de la investigación social y sanitaria. ¿Consecuencias? Los portavoces de IU y PSOE han anunciado diversas iniciativas parlamentarias para atajar el problema. El PP, por su parte, espera que el Ayuntamiento de Madrid, donde gobierna en mayoría, traslade a estas 53 familias a un lugar más digno y con menos problemas sanitarios.

Mientras llega ese momento, anunciado en varias ocasiones por el gobierno municipal de Madrid (PP), los niños de la Cañada Real cargan con las consecuencias de vivir en un barrio sucio y polvoriento.

Padecen, según los análisis de Rivas y algunos partes médicos del hospital Gregorio Marañón adjuntados al informe, numerosas micosis cutáneas y otras lesiones en la piel.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

PASA A LA PÁGINA 3

El informe sanitario advierte que el invierno puede ocasionar muertes en la Cañada Real

VIENE DE LA PÁGINA 1Los resultados del estudio han alarmado a los dirigentes de Rivas-Vaciamadrid, que avisan: "Acogiéndonos a los derechos fundamentales (dignidad humana y calidad de vida, protección a la familia y a la infancia, medio ambiente adecuado y vivienda digna), solicitamos de las autoridades competentes que, con carácter urgente, su tomen medidas para el cambio de asentamiento de este colectivo antes de que el frío y la lluvia, sumados a todo lo anterior, puedan tener consecuencias irreparables (brotes epidémicos e incluso la pérdida de alguna vida humana)", concluyen.

El descampado de Valdemingómez donde viven las 53 familias (unas 200 personas) es propicio a los fuertes vientos y a las temperaturas extremas. La acumulación de polvo y los vendavales que azotan el lugar "producen problemas respiratorios y de vista". Ejemplo: "Se examinó a un niño de ocho años con conjuntivitis purulenta que, pese a estar en tratamiento médico, no mejoraba, dada su situación". Y junto al diagnóstico aparece la imagen del enfermo.

Otra foto presenta a una niña rodeada de moscas. También hay retratos de piernas y manos con zonas irritadas. La vacunación, según los técnicos que han visitado el poblado, es deficiente.

El problema de la desnutrición alarmó a los redactores del informe: "Observamos a una madre que daba café puro como único desayuno a sus hijos, después de un día y medio s in comer. Otra madre comentaba que los niños, algunos días, sólo comían arroz".

El centro de asistencia médica más cercano está a 5,5 kilómetros (Rivas-Vaciamadrid). Ningún transporte público se acerca al poblado.

Perros muertos

Los niños "andan por las calles descalzos, mal vestidos y sucios, en compañía de sus perros", según los asistentes sociales de Rivas. Los animales domésticos, con "ínfimo control sanitario", comparten la vivienda con sus amos. Los veterinarios que recibieron el encargo municipal de estudiar la zona se toparon, durante su trabajo en la Cañada Real, con varios perros. muertos: "Las causas son desconocidas, aunque es posible que se deban a una intoxicación alimentaria o al agua".

Los perros de la Cañada Real tienen sarna (el 66,71%), hongos (22%) y garrapatas (94,4%). Viven con sus amos y desarrollan con extraordinaria facilidad el moquillo (catarro de los canes).

Esta radiografía es consecuencia de la auscultación, palpación y observación directa de 18 perros, de los que cuatro eran cachorros. El análisis, firmado por la empresa Expercan, SL, explica que durante la segunda semana del mes de agosto "murieron cinco perros con cuadros convulsos nerviosos (posible infección generalizada por moquillo)".

Los veterinarios de Expercan también descubrieron "caquexia [extrema desnutrición] y deshidratación, frecuentes en el 90% de la población de animales". Además, "el 94% se encuentra sin cartilla, identificación ni control veterinario".

Los habitantes del poblado se abastecen de agua en fuentes públicas con grifo de pequeño calibre, "único aprovisionamiento para todo el poblado". Pero existe un problema grave: "A esta agua acceden los perros, chupando del grifo, con el consiguiente peligro sanitario", según el Ayuntamiento de Rivas. "El agua que rebosa en una de las fuentes se mezcla con la basura que se encuentra alrededor de uno de los contenedores, lo que ocasiona su rápida descomposición, olores y posibilidad de contaminación".

No existen sistemas adecuados para eliminación de excrementos. Este hecho "obliga a la realización de las necesidades fisiológicas en los alrededores del poblado sin ninguna protección, con lo indigno que la propia situación supone para las personas que allí sobreviven". Las viviendas carecen de aislamiento, cimentación y solado: "Las humedades se filtran con facilidad", dice el informe. Los tabiques son planchas de aglomerado de 2,5 centímetros de espesor y de 2,5 metros de altura. Los tejados, simples planchas de uralita.

Basurero de cerdos

A tan sólo cuatro metros de las casas hay una charca de residuos porcinos; los lodazales de purines (parte líquida que rezuma del estiércol) de cerdos llegan hasta los límites de las chabolas. Las charcas se sitúan junto a un contenedor de basura y una fuente de abastecimiento de agua. Conclusión: "Peligro por posible contaminación del subsuelo".

Este pavoroso cuadro ha llevado a Rivas-Vaciamadrid hasta las puertas del Parlamento regional. "El invierno se acerca, y no parece que el Ayuntamiento de Madrid esté acelerando el traslado de estas personas a unas viviendas dignas", advierten en su misiva a los diputados regionales.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_