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22 metros de ilusión

Muchos niños madrileños se quedaron ayer sin merienda por participar en la construcción de la torre más alta del mundo, convocada por la empresa Lego para entrar en el Libro Guinness de los récords y para ayudar a los niños ruandeses. Después de tres días de colas y muchas horas de ilusión, a las 17.30 de ayer, la torre medía 22.41 metros y superaba así la marca de 21,96 metros lograda en Hong Kong en abril pasado. La torre, equivalente a un edificio de ocho pisos, estará expuesta hasta el miércoles 12 en la plaza de Dalí. Después, dos ingenieros daneses la desmontarán y se la llevarán a Dinamarca.

Sumando las 100 pesetas que cada niño aportaba al adquirir una bolsa de plástico con 20 ladrillos de juguete, se reunieron 2.087.500 pesetas, que Cáritas Internacional llevará a Ruanda. "Es imposible calcular cuántos niños han pasado por aquí, pero se acercan a los 15.000", señaló Manuela Monge, de Lego España. Las 10.000 bolsas con ladrillos que habían preparado se hicieron pocas, y ayer, los responsables de la empresa tuvieron que abrir el almacén para renovar las existencias. Las gorras de regalo que se llevaban los niños el viernes pasado eran de tela, y ayer ya eran de cartón.

Pese a que la torre podía. haber alcanzado los 25 metros, debido a la afluencia de niños y padres, los responsables prefirieron ponerle fin tras superar los 22 metros. "No hemos continuado por motivos de seguridad", afirmó Monge.

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