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La mafia rusa chantajea a las principales compañías exportadoras españolas

Las empresas españolas implantadas en el mercado de Rusia pagan a las mafias locales importantes cantidades para proteger instalaciones y empleados y para distribuir sus productos. Chupa Chups, Freixenet, Campofrío, Codorniu, el grupo Prenafeta, y otros, con presencia en Moscú y San Petersburgo, atraviesan estas dificultades. La mordida rusa significa para los exportado res españoles "el pago de un sobrearancel real de más del 150% sobre el precio medio de los productos fabricados en España", señala Javier Bernat, consejero del grupo Chupa Chups.

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Los exportadores españoles se han movido con discreción y eficacia en la nueva Rusia, sacudida por una ola de criminalidad sin precedentes. Pero en los últimos meses, la presión de las mafias sobre los empresarios va minando la moral de los pioneros, entre los que encuentran firmas agroalimentarias, productores de vinos y cava, y sociedades de servicio.El asesinato de cuatro vigilantes en un almacén de la empresa Codorniu puso de manifiesto recientemente el tributo que puede llegar a suponer la exploración de este nuevo mercado con crecimiento exponencial. El luctuoso suceso, revelado a este diario por medios del sector exportador, no quiso ser comentado por la empresa de cavas, que preside Manuel Raventós. Codorniu, después de cosechar importantes éxitos en el mercado ruso por medio de su filial Codimport, se ha visto ahora obligada a paralizar en parte su distribución a causa de los chantajes de las empresas de seguridad rusas controladas por clanes mafiosos. Como consecuencia de ello, las dificultades de Codimport han supuesto para Codorniu unas pérdidas aproximadas en Rusia de más de 1.000 millones de pesetas.

El techo, como se conoce a las mafias rusas en el mundo de los negocios, "está construyendo una trama que le permite recibir tributo de las estructuras comerciales y obviar a un Estado incapaz de afrontar el problema", explica Bernat. Los medios profesionales de las empresas exportadoras consultados aseguran que proliferan estas sociedades, formadas por antiguos agentes del KGB, que suministran guardaespaldas por 300 dólares al mes.

Inscripción registral

La inscripción registral de empresas extranjeras -sin la cual cualquier exportador europeo debe pagar a la aduana una tasa del 35% sobre el valor del establecimiento- es otro flanco dominado por las mafias. Para superarlo, las empresas españolas contratan los servicios de bufetes que destinan a "sobornos de funcionarios tres cuartas partes' de sus honorarios".El empresario catalán Lluís Prenafeta, ex secretario de la Presidencia de la Generalitat, creó en 1992 la sociedad Juspi, participada por el grupo Chupa Chups y por el propio ex alcalde de San Petesburgo. El Ayuntamiento de la ciudad rusa cedió a Juspi la concesión pública para realizar una lotería cuya formalización exigió el pago de 200 millones de pesetas una vez publicada en el Boletín Oficial. Prenafeta supo poco después que la inscripción había sido falsificada y en su lugar apareció otra concesión para la misma lotería facilitada a una sociedad controlada por el empresario estadounidense Ted Turner, presidente de la cadena de televisión CNN.

Sobornar a un funcionario. municipal tiene un precio estándar de 200.000 rublos (unas 20.000 pesetas al cambio actual), cantidad que sorprendentemente quintuplica por lo menos el salario mensual de muchos burócratas municipales.

Al margen de su participación en Juspi, el potente grupo Chupa Chups resume su presencia en Rusia a través de la sociedad Neva, con fábrica en Sant Petersburgo y una facturación de 30 millones de dólares. Esta misma empresa participa en la distribuidora Kombinat Aazart y controla el 5% de la entidad financiera Pita Bank.

Asimismo, el grupo familiar Bernat controla por medio de una instrumental austríaca una participación significativa en la compañía de seguros rusa Garantía, la cuarta del sector en la república, con 60 millones de dólares en pólizas de vida.

En los dos últimos años, el grupo Freixenet ha colocado en el mercado ruso 30.000 cajas de cava -equivalentesa unos 125 millones de pesetas- a través de su representante comercial en San Petersburgo. Freixenet ha tenido que alcanzar acuerdos con el núcleo más duro de la llamada mafia roja, que controla monopolísticamente la distribución de alcohol y tabaco y se articula según principios étnicos, explican medios del sector distribuidor.

Bajo esta denominación se engloban los grupos azerbaiyanos, georgianos y asiáticos, organizados por barrios donde, además de imponer servicios de seguridad a las empresas, ejercen su dominio en los casinos de juego y en los puestos de cambio de divisas. Freixenet asegura que sus problemas en los mercados de Moscú y Sant Petersburgo se están solucionando satisfactoriamente, "precisamente porque no actuamos como, distribuidores directos, sino a través de un intermediario, y afianzamos los envíos por medio del pago anticipado", explica el presidente de la empresa de cava, Josep Ferrer. Precisamente, "el cobro anticipado descarta negociaciones innecesarias abunda Ignacio Ferrero propietario famillar de la la multinacional española Nutrexpa, productora de la marca Cola Cao.

Pese a todo, las dificultades no desaniman a los exportadores, convencidos de que la potencialidad de aquel mercado radica en la naciente clase media salarial. Así lo confirman algunos de los citados empresarios y medios del grupo Campofrío, presidido por Pedro Ballvé, con importante presencia en Rusia.

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