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Antón logra el primer oro de España

El atleta soriano es quien ha introducido a Cacho en los secretos del atletismo

El maestro, por fin, se doctoró. Llevaba ya unos cuantos años (tiene 31) esperándolo. El, que había sido quien hizo más llevaderos a Cacho los esfuerzos de sus primeras carreras en el parque de Soria, que le había mostrado los bosques ocultos donde mejor, entrenarse, que le consentía los 'piques' al final de cada vuelta al circuito, pese a que llevaba todas las de perder, por fin pudo saber lo que se siente cuando uno es campeón. Abel Antón no dejó escapar su oportunidad, la que le llegó ayer a través de una carrera de 10.000 metros lanzada al ritmo que más le convenía. Tal fue así que supo, a falta de cinco vueltas, que ganaba.Antón solía ser el primero en la 'clasificación de blancos', que los fondistas europeos disputan oficiosa y jocosamente en los Juegos Olímpicos y campeonatos del Mundo, reconocedores de su inferioridad ante los corredores africanos. Por eso tenía confianza en la victoria. Lo único que tenía que suceder era que no se lanzara a un ritmo tan rápido que él no pudiera resistir, porque los 10.000 metros no son lo suyo, son los 5.000. Este año su entrenador, Enrique Pascual, que es el mismo que el de Cacho, le había propuesto hacer las dos distancias, sabiendo que su tremendo final sería decisivo en una carrera larga de ritmo lento.

La jugada salió perfecta. De las 25 vueltas que hubo que dar a la pista, 20 fueron de 'calentamiento'. El grupo de cabeza permanecía compacto, formado por 18 corredores, en los que también iban Serrano y De la Torre. A medida que las posibilidades de éstos disminuían, aumentaban las de Antón. Este supo que iba a ganar cuando Franke (Alemania) decidió eliminar corredores y pegó un tirón. Ocho atletas se quedaron atrás; Antón, no. "No me costó ningún trabajo contestar al ataque, me sentía cómodo, sin la menor fatiga y entonces me convencí de que iba a ganar, ya no tenia mas que esperar el momento", reveló Antón tras la victoria.

Ese momento tardó cuatro vueltas en llegar, entre tiras y aflojas de aquellos que también querían ganar. Antón ni se inmutaba, siempre en tercera o cuarta posición, atento a que no, se le fuera ni un centímetro el que tirase. Le había tocado fa hora de ganar. Por fin iba a saber qué sensación se tiene cuando uno tira y deja a los demás detrás, como tantos días le había hecho Cacho en los entrenamientos. Examinó la situación ante el último paso por meta, llevaba sólo delante a Rousseau (Bélgica) y Franke (Alemania). Estaba chupado, uno es un maratoniano y al otro se ha cansado de ganarle. Esperó a la recta final para auffientar la contundencia del golpe que se disponía a asestar. Sin problemas. Pasó como una locomotora, y ganó. "Todo es fácil cuando uno se encuentra con la carrera ideal y en un momento de forma óptimo", declaró. En la vuelta de honor distinguió a Cacho en las gradas. Levantó el brazo, le saludó y pensó: "Ahora te vas a enterar tú de lo que es bueno en el bosque".

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