"¿Qué te crees, que soy un caníbal?"

Del sol al medio frío y el agua. Y los que marcharon bien antes, igual. Hasta la rodilla de cristal de Cubino aguantó el cambio de temperaturas. Y en la meta, todos contentos. Satisfechos con lo que habían hecho.Bueno, Delgado, no. "No es que tuviera un mal día", dijo. "Lo que pasa es que no podía más. He hecho lo que he podido". El ciclista segoviano fue, con Montoya, uno de los derrotados de la jornada. Pero él no lo ve tan mal. "Puede que no pille podio, pero sigo ahí, y ya es bastante". Delgado y Montoya desilusionaron en cierta medida a Juan Fernández. El director del Mapei confesó respirando que esperaba ataques de ambos corredores, que su fallo había facilitado el control de a etapa. Y el granadino también se mostró crítico con el ONCE. "También esperaba que Rincón la armara", dijo Fernández, "Pero está visto que a Zülle sólo le interesa ir a la rueda de Rominger".
Rominger sorprendió porque no ganó. Porque ni siquiera intentó un ataque devastador. "¿Qué te crees, que soy un caníbal?", preguntó al incauto que se interesó por saber las razones. Y caníbal no es un adjetivo peyorativo en el mundo del ciclismo. Caníbal fue el nombre que adoptó como propio Eddy Merckx. Y luego, más razonador, Rominger añadió un lacónico: "no se puede ganar todo". El suizo controla la general con comodidad y ve divertido como los moscones van cayendo poco a poco víctimas de luchas menores. Inoxidable.
Así, al menos, le parece a Mikel Zarrabeitia, el mejor español día a día. Cautelosamente actuó ayer, y él dijo que todo eran órdenes. "En realidad me encontraba bien y fuerte", dijo el ciclista de Abadiño. "Pero me habían ordenado que me quedara a la rueda de Rominger. Además, he preferido no arriesgar. Hay que ir poco a poco. Lo mismo si ataco se me echa encima Rominger y me deja tirado".
En el barrio en el que había verdadera alegría era en el del Kelme, el equipo del ganador de la etapa. Todos se felicitaban, unos a otros, por lo bien que habían planteado y resuelto el asunto.
Al que más tiraron de las orejas, como si fuera su cumpleaños, fue a Cubino. "Ha podido luchar hoy por meterse en el podio y se ha sacrificado por su compañero", dijo Álvaro Pino, su director.
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