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Éxito de la primera operación de terapia genética en un caso de hipercolesterol

El éxito del primer caso de una operación de terapia genética, logrado en el hospital de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia (EE UU), ha confirmado las posibilidades de esta nueva técnica científica, que abre las puertas a una ambiciosa revolución médica. La operación, contada en el último número de la revista Nature Genetics, se practicó en una mujer con índices de colesterol cinco veces superiores a la media y que a los 16 años había sufrido un ataque al corazón, después de que dos de sus hermanos muriesen a los 20 años por el defecto genético familiar.

La operación quirúrgica fue llevada a cabo por los doctores James Wilson y Mariann Grossman y consistió en extraer un 15% del hígado de la mujer e inyectarle células nuevas que, tras su implantación, generaron las defensas para reducir el colesterol. Según informa la revista, este experimento es el primer intento de tratar una enfermedad hereditaria con la introducción de genes en el cuerpo del paciente.

La utilización de la terapia genética para curar enfermedades revolucionará la medicina, según los científicos norteamericanos, ante las extraordinarias posibilidades que se crearán para curar todo tipo de males.

El experimento de los doctores Wilson y Grossman se llevó a cabo hace dos años, pero hasta ahora no se había dado a conocer, al confirmarse la positiva evolución de la paciente, una mujer canadiense de 30 años que ha pedido que no se publique su nombre. La paciente ha dicho que aprobó la intervención más por su hija de nueve años, que puede ser la siguiente enferma, que por ella misma. "Yo no tenía nada que perder", ha dicho.

La enfermedad hereditaria de la paciente consiste en una anormalidad del hígado -hipercolesteremia- que causa unos altísimos niveles de colesterol, que irremediablemente terminan por provocar ataques cardiacos.

Un 30% menos

Como resultado de la inyección de los nuevos genes en el hígado, los niveles de colesterol bajaron en cinco meses entre un 30% y un 35%. Más tarde estos índices se han estabilizado en un 20% menos; o sea, han caído de 448 miligramos por decilitro de sangre a 360, cifra todavía muy alta (la media en una mujer de 30 años es 108), pero suficiente para reducir el riesgo de ataque cardiaco. La misma operación ha sido realizada en otros cuatro pacientes, pero aún es pronto para confirmar su evolución y si mejorarán. Lo positivo del experimento de Wilson y Grossman es comprobar que basta introducir un número pequeño de nuevas células en el cuerpo de un paciente para producir un efecto considerable de mejora. El doctor Kenneth Culver, director del Instituto de Terapia de Genética Humana de Des Moines (Iowa) afirmó que ello confirma "que la terapia genética va a revolucionar la ciencia y la medicina".

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