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Tribuna
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Cuentos chinos

Francisco Peregil

La mafia de Oriente habrá muerto en Madrid cuando veamos a una china tomando el sol en cualquier piscina pública, o cuando un chino nos pregunte la hora por la calle, o cuando se reúnan cuatro en una plaza para criticarse, o en el momento en que presenciemos un entierro de ellos. El día en que hagan lo que el resto de los inmigrantes polacos, dominicanos, o guineanos, que es disfrutar de sus horas libres y despedir a sus muertos en el cementerio, sabremos que los más de 3.000 chinos contabilizados en Madrid no se pasan toda la vida enterrados en una especie de cueva haciendo rollitos y trajes las 24 horas del día.Pero hasta que las chinas se bronceen, la policía tendrá que aprender mucho de fisonomía y algo de letras. No es posible que los inspectores que llevan lustros luchando contra los mafiosos digan que es muy difícil detenerlos porque tienen caras muy parecidas. No es serio. Como no lo es el hecho de que confundan sus apellidos. Los agentes no deben pasarse la vida a la espera de un confidente que les revele que todo está en Madrid bajo las órdenes de un menda apodado el Gran Tío. Y a mí, qué. Como si se hace llamar Mao Zedong.

Hace poco reventaron en una semana 14 talleres clandestinos y arrestaron a 110 chinos. Buen estacazo. Pero algunos mafiosos llevaban demasiado tiempo haciendo de las suyas como para no descubrirlos antes. Hasta hace medio año la policía aún no había iniciado una investigación sobre los pasaportes de los chinos que se pierden y después se anuncian en los periódicos, o sobre los pocos chinos que mueren en Madrid. Y si la ha iniciado desde que este periódico lo publicara, aún no se han visto los frutos. Entre 1988 y 1992 fallecieron sólo ocho chinos en Madrid. ¿Venden los pasaportes de sus muertos? Conjeturas.

Miembros de la Brigada de Documentación de Madrid se quejan de que no disponen de medios para luchar contra estos delincuentes, y alertan sobre su expansión. Pues que pidan más medios al delegado del Gobierno. Si no, seguirán extorsionando y esclavizando a sus compatriotas.

El día en que veamos putas orientales sabremos que la mafia se está fortaleciendo. Para entonces no habrá chinos pidiendo la hora en la calle, sino el reloj. Y a punta de navaja. Ocurre en Holanda y en Estados Unidos, por ejemplo.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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