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GUERRA EN LOS BALCANES

Médicos del mundo afirma que la ayuda es básica para la reconstrucción

Miguel Ángel Villena

Brazo civil de la ayuda internacional a Bosnia-Herzegovina, las organizaciones no gubernamentales y humanitarias han jugado un papel decisivo a la hora de suavizar los terribles efectos de la guerra. Josep María Jansá, responsable español de Médicos del Mundo en Bosnia, declara con rotundidad que la reconstrucción del arrasado país resultará imposible "sin la cooperación internacional".En opinión de Jansá, que acaba de regresar de la zona de Mostar, "lo más urgente pasa por normalizar la vida ciudadana, es decir, el suministro de luz, de agua potable, la reconstrucción de las viviendas". Más de 3.000 profesionales han abandonado el sector musulmán de Mostar desde que comenzó la guerra y la llegada de técnicos extranjeros se convierte ahora en una urgencia de primer orden.

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"Junto a la cooperación humanitaria", señala Jansá, "lo que más necesitan en toda Bosnia es dinero para la reconstrucción porque el envío de ayuda no compensa, a veces, los gastos de transporte. Viviendas prefabricadas, cristales, equipos médicos o infraestructuras aparecen entre las prioridades. En cualquier caso, la presencia de cascos azules o de entidades humanitarias va para largo en Bosnia. El reto que tenemos ahora las organizaciones no gubernamentales apunta a transformar los programas de emergencia en programas de desarrollo".

Dignidad humana

Tanto Jansá, como otros compañeros de Médicos del Mundo 'que trabajan desde hace meses en Bosnia central y en la zona de Mostar, están impresionados por la dignidad humana que han mantenido los civiles durante esta guerra. "Resulta impresionante", comentan, "cómo se maquillan y se peinan mujeres que viven un brutal asedio desde hace meses o cómo niños y ancianos soportan con paciencia las largas horas de espera en busca de comida o de agua. De todos modos, hay gente que ya no espera nada de la vida y otros muchos que están deseando que abran las puertas de Mostar para marcharse al extranjero".

No obstante, las últimas semanas han traído vientos de paz y de optimismo tras la tregua del pasado 25 de febrero, respetada hasta ahora por croatas y musulmanes. En las calles del sector musulmán de Mostar, una de las ciudades más devastadas de Bosnia, entran y salen los convoyes humanitarios con frecuencia mientras las gentes se han lanzado a las calles e incluso los más jóvenes disputan ya improvisados partidos de fútbol. "Hemos notado", comenta Jansá, "un cambio espectacular en las últimas semanas. Comienzan a limpiarse las calles y, poco a poco, se restablecen los servicios públicos. La gente está agotada por la guerra y quiere rehacer su vida como sea. Miles de civiles han vivido durante meses como topos, en sótanos sin ventanas y aguantando bombardeos".

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