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Banesto, mecenas a pesar de la grieta

Se convocan las VII becas a la creación artística en plena crisis del banco

Elsa Fernández-Santos

"Vivo y trabajo con el dinero de la beca", señala Din Matamoro, un artista de 36 años que reside y pinta en una casa de renta antigua cercana a la plaza de Benavente. Matamoro es uno de los 10 artistas becados con 120.000 pesetas mensuales durante un año por la Fundación Cultural Banesto. El pasado 28 de diciembre, con la intervención del banco, los pinceles y las cámaras de estos artistas temblaron. Pero el agujero de la entidad no parece afectar, de momento, el futuro de estas ayudas. La duda parece despejada con la convocatoria el próximo lunes de la séptima edición.

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El año pasado, entre 800 y 1.000 carpetas pasaron por las mesas de la Fundación Banesto, situada en la distinguida calle de Antonio Maura -junto al hotel Ritz-, para ganar una de las 10 becas que se conceden anualmente, que tienen un presupuesto total de 25 millones de pesetas y a las que puede acceder cualquier artista español menor de 40 años con una obra "arriesgada". La iniciativa de otorgar ayuda económica a nuevos creadores surgió hace seis años por iniciativa del propio Mario Conde, que entonces fundó la asesoría cultural a la presidencia del banco, antecendente de la actual fundación. Durante los primeros años, el trabajo de los becados fue expuesto en Arco ya que Conde era presidente del Patronato de los Amigos de Arco.Araceli Pereda, directora general de la fundación, afirma: "Hasta el año 1995, tenemos un presupuesto generado por nuestro propio ahorro, y para los tiempos que corren eso no está nada mal". A su juicio, el control de gastos dentro de la fundación protege su supervivencia. Aunque el banco no repartirá dividendos en 1993, la fundación ha logrado, según sus propios datos, un ahorro superior a los 800 millones de pesetas durante este tiempo. Lo que supondría un presupesto de 400 millones anuales para continuar con las actividades de este año y del que viene.

Sólo material de trabajo

"Lo mejor de estas becas es la sensación de que un jurado de gente muy respetada ha elegido tu trabajo", dice María José Gómez, una vallisoletana de 30 años que obtuvo esta ayuda hace un año y que invirtió la mayor parte de los fondos en material de trabajo de mejor calidad. Sus cuadros-fotografías -Tierra, Eter, Agua, Aire, Fuego- se exponen ahora en el Círculo de Bellas Artes y son una especie de mirada microscópica a la naturaleza. "Para mí", continúa Pereda, "el éxito de las becas está en que desde el principio se han mantenido los mismos criterios, y eso ha dado rigor artístico a las ayudas".

"Mi casa es barata, y los materiales que utilizo para trabajar, también lo, son. Así que más o menos me apaño", explica el pintor Din Matamoro, que nació en Vigo, llegó a Madrid con 16 años y disfruta de la beca de 1993. Era la segunda vez que se presentaba. Como él, Chema Mardoz, el otro veterano de los becados de este año, "sobrevive" con la ayuda. Tanto Mardoz como Matamoro dicen que no sintieron temor por la crisis del mecenas. "Hemos firmado un contrato, ¿no?", afirma uno de ellos.

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"Vivo un poco apretado, pero con la seguridad que da saber que todos los meses tengo un ingreso fijo", continúa el fotógrafo. "Es algo a lo que un artista no está acostumbrado", añade Matamoro. De los diez artistas, algunos aprovechan la estabilidad económica de la ayuda para vivir en París o Nueva York. "No controlamos la vida de los becados. Algunos nos llaman de vez en cuando y otros jamás. Pero al final del año todos presentan sus resultados", puntualizan desde fundación.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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