Editorial:

Y novedades en Sarajevo

POCO ANTES de partir hacia Europa a participar en la cumbre de la OTAN en Bruselas, el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, ha manifestado que "no existen novedades en Bosnia" que obliguen a la Alianza Atlántica a ocuparse especialmente de este conflicto. Los habitantes de Sarajevo discreparán sin duda. Han recibido el año nuevo con los bombardeos más violentos de la guerra. Desde que entró en vigor -es un decir- el alto el fuego navideño, la artillería serbia ha matado sólo en la capital a cerca de doscientos civiles, en gran parte niños.De los fallecimientos fuera de la c...

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POCO ANTES de partir hacia Europa a participar en la cumbre de la OTAN en Bruselas, el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, ha manifestado que "no existen novedades en Bosnia" que obliguen a la Alianza Atlántica a ocuparse especialmente de este conflicto. Los habitantes de Sarajevo discreparán sin duda. Han recibido el año nuevo con los bombardeos más violentos de la guerra. Desde que entró en vigor -es un decir- el alto el fuego navideño, la artillería serbia ha matado sólo en la capital a cerca de doscientos civiles, en gran parte niños.De los fallecimientos fuera de la capital sabemos muy poco. Tan sólo que los cascos azules han encontrado bolsas de población en Bosnia central en las que la muerte ya no requerirá siquiera el uso de munición: la inanición suplirá con efectividad a las bombas. Cada vez sabemos menos de Bosnia. Pasada la espectacularidad inicial de la muerte cotidiana, las sociedades del bienestar ya están aburridas de ver matanzas y fatigadas de tener piedad. Para combatir este olvido, EL PAÍS ha auspiciado con otros 14 grandes diarios europeos y varias televisiones (entre ellas Canal +) la campaña Día a Día en Sarajevo. Queremos demos trar que Bosnia nos interesa.

En Sarajevo hay además otras novedades. El nuevo Gobierno bosnio, a través de su primer ministro, Haris Silajdzic, ha dejado clara su determinación de poner todo el énfasis de la lucha contra sus enemigos serbios y croatas en el terreno militar. Esto no supone abandonar la vía diplomática, pero sí la política de agradar a la opinión pública internacional en la esperanza de que ésta mueva a los Gobiernos occidentales a acudir en ayuda del Estado bosnio. Silajdzic está harto de condolencias y compasiones. Es difícil reprochárselo.

Pero además, con sus ofensivas militares en Bosnia central, el Gobierno bosnio ha logrado algo más que ganar territorio. Sus victorias sobre las fuerzas croatas han llevado a parte de la opinión pública de Croacia y a significados líderes del partido de Tudjman a cuestionar la política de éste en Bosnia. Han demostrado que la política de Tudjman de imponer la ruptura de la alianza de los croatas bosnios con el Gobierno de Sarajevo, para repartirse Bosnia con el presidente serbio, Milosevic ha llevado a la catástrofe a los croatas bosnios y supone ya un peligro para su propio poder en Croacia. Su amenaza de mandar tropas regulares a Bosnia carece de importancia. Esas tropas luchan en territorio bosnio desde mayo pasado. Debilitado, Tudjman podría estar ahora más dispuesto a un acuerdo real con el presidente Izetbegovic en el encuentro que debe celebrarse hoy en Bonn.

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Cabe preguntarse si no hubiera ocurrido otro tanto a Milosevic -que hubiera perdido apoyo en Serbia y acudido a las negociaciones a algo más que a sancionar sus conquistas- de no haber tenido, gracias a su superioridad armamentista, al embargo de armas y a la pasividad occidental, tanta facilidad en esta guerra.

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