Tribuna:

Esta noche

Esta noche, mientras corre el champaña, o el agua mineral, o el vino, cierra un momento los ojos e imagínate que es Nochebuena y que te estás tomando unos langostinos o un cordero asado con patatas. Ya sé que es Nochebuena, ni me lo recuerdes, y que lo que hay en la mesa son langostinos o cordero, según; pero no importa: tú imagínate que han llegado al fin las navidades y que en el salón está puesto el árbol, o el belén, y que han venido todos los seres queridos, incluidos los muertos, para cenar contigo. Qué te cuesta.Verás cómo al imaginarlo es diferente. A mí un día me tuvieron que operar s...

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Esta noche, mientras corre el champaña, o el agua mineral, o el vino, cierra un momento los ojos e imagínate que es Nochebuena y que te estás tomando unos langostinos o un cordero asado con patatas. Ya sé que es Nochebuena, ni me lo recuerdes, y que lo que hay en la mesa son langostinos o cordero, según; pero no importa: tú imagínate que han llegado al fin las navidades y que en el salón está puesto el árbol, o el belén, y que han venido todos los seres queridos, incluidos los muertos, para cenar contigo. Qué te cuesta.Verás cómo al imaginarlo es diferente. A mí un día me tuvieron que operar sin anestesia de algo que no te importa, y para defenderme del dolor, mientras me operaban, imaginé que me estaban operando. Parece lo mismo, pero es distinto. Cuando imaginas lo que pasa al mismo tiempo que sucede, tienes una experiencia de lo real que no es capaz de proporcionar la mejor droga de diseño. Pruébalo al hacer el amor: imagina que estás haciendo el amor sin prisas, sin agobios, aunque te encuentres en el ascensor de la oficina, y enseguida verás que esa combinación entre lo que pasa fuera y lo que pasa dentro de ti alumbra un escenario del que luego no quieres salir.

A lo mejor eres uno de esos que habla mal de la Navidad porque no ha tenido una experiencia real de lo que es la Nochebuena. O sea, que te sientas a la mesa y si miras a tu cuando lo único que ves es al marido de tu hermana o al hermano de tu mujer. O quizá al marido de la hermana de tu mujer: hay tantas formas de ser cuñado como estrellas en el cielo. Bueno, pues si, sólo es eso, no tienes ni idea de lo que es la Navidad. Ni de lo que es un cuñado. Hazme caso: cierra los ojos, imagina que es Nochebuena y que tienes enfrente a toda la familia. Luego ábrelos despacio, muy despacio, y verás qué experiencia.

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