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El Senado aprueba el 'plan Clinton' gracias al voto del vicepresidente Al Gore

El suspense en la votación del plan econonómico del presidente norteamericano, Bill Clinton, se mantuvo hasta el último minuto. Cincuenta senadores se oponían y cincuenta senadores lo apoyaban. Finalmente, el voto del vicepresidente norteamericano, Al Gore, que preside la Cámara alta, rompió el empate para permitir la puesta en marcha de la más importante medida legislativa de esta presidencia. Clinton, que ha logrado así un sonado éxito político, pretende ahorrar casi 500.000 millones de dólares en cinco años con la subida de impuestos (gasolina e impuesto sobre la renta, sobre todo) y el recorte de gastos. A corto plazo, el plan no reactivará la economía ni creará empleo.

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Poco crecimiento a corto plazo

Pocas veces en la historia de los Estados Unidos una votación de esta envergadura se cerró un resultado tan raspado. Sin embargo, Clinton se mostró muy satisfecho por la aprobación de su paquete económico, que pretende reducir el déficit norteamericano en 496.000 dólares a lo largo de cinco años. "El cambio ha empezado; se abre una nueva era para todos los norteamericanos", afirmó el presidente en un discurso radiofónico.Clinton se ha enfrentado a una larga y espinosa lista de dificultades hasta conseguir esta victoria, escrita con minúscula en los votos (218 a 216 en la Cámara de Representantes y 50 a 51 en el Senado). pero que le otorga un balón de oxígeno político. El presidente ha tratado de convencer a los norteamericanos de que su plan no supondrá un aumento de impuestos más que para los ricos. Sin embargo, sus palabras no han disminuido las susceptibilidades de aquellos que se han fiado de la interpretación republicana del paquete.

El líder de la minoría republicana, Bob Dole, ha llevado a cabo una campaña de desprestigio del plan diciendo que castiga a la clase media: "Los impuestos tendrán efecto retroactivo con fecha de 1 de enero de 1993 y la reducción del gasto no se producirá hasta después de las próximas elecciones, en caso de que se produzca".

Dilema de los senadores

Con este clima, y con las encuestas apoyando al 50% el rechazo y la aprobación del plan, muchos de los congresistas demócratas se han enfrentado al dilema de apoyar1a estrategia económica de su presidente en contra de sus votantes o seguir los intereses de su Estado. El senador demócrata Bob Kerrey, rival de Bill Clinton en las pasadas elecciones primarias y el último de los 50 senadores que dió su sí al plan, explicó de esta manera sus elucubraciones mentales: "Me duele la cabeza de tanto pensar, pero me duele más el corazón al tener que dar mi sí a una legislación que reta Poco a los norteamericanos". Kerrey, que apoyaba un recorte de gastos más radical, concluyó diciendo: "No puedo emitir un voto que hunda la presidencia".Clinton, recordó Kerrey, llegó "verde e inexperto a Washington", pero esta semana ha probado que en seis meses de presidencia ha aprendido lo suficiente como para sortear los obstáculos de la campaña de desprestigio organizada por los republicanos. El presidente ha sabido también vencer, aunque sea por los pelos, las susceptibilidades de sus compañeros de partido, que tienen la mayoría en ambas cámaras.

El tráfico de influencias, las promesas presidenciales a cambio del voto favorable se han producido en cadena durante esta semana. Cada congresista ha buscado satisfacer las demandas de su electorado para mantener su sillón y Clinton se ha visto obligado a sacrificar parte de sus medidas iniciales para que las cámaras dieran luz verde a su paquete económico antes de emprender las vacaciones.

Con respecto a los recortes de partidas presupuestarias, el programa Medicare (asistencia sanitaria estatal) es el que recibe una mayor reducción. El Congreso ha aprobado que se disminuyan los gastos en un 56% a lo largo de cinco años, a través de reducir los beneficios de médicos y hospitales. Los detalles de este plan serán anunciados a partir de septiembre, cuando la primera dama, Hillary Rodham Clinton, acabe de perfilarla estrategia de su plan de reforma de la sanidad del país.

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