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Cien millones de personas se han visto obligadas en el mundo a emigrar para subsistir

La Tierra alcanza 5.570 millones de habitantes, según el informe de las Naciones Unidas

Cien millones de personas -el equivalente al 2% de la población mundial- se ven obligados a emigrar a otros países para poder subsistir debido a la precaria situación económica o política de su región de origen, según se recoge en el último estudio sobre el estado ole la población mundial que fue hecho público ayer por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP). El planeta tiene en 1993 una población de 5.570 millones de habitantes.

"Es necesario promover el desarrollo del individuo y de la familia en los países del Tercer Mundo. De otro modo la inmigración podría convertirse en el problema humano de nuestra era", dijo Jyoti Shankar Singh, jefe de la división técnica y de Evaluación del Fondo de Población de Naciones Unidas en el acto de presentación del informe. Shankar confirmó que el fenómeno de la inmigración va a continuar, a pesar de las fronteras o los cupos a la entrada de extranjeros que se impongan en los países ricos. "En nuestra opinión todos los países tienen derecho a controlar su entrada de emigrantes. No hay duda", dijo, "pero este tipo de control debe ejercerse de manera justa, y, si es posible, establecer políticas de necesidades de empleo emigrante a largo plazo, a 10 o 15 años".En una escala sin precedentes históricos en todo el mundo hay cada vez más gentes que cortan sus raíces y emigran en busca de una vida mejor", se afirma en el estudio de la ONU. De los 100 millones de emigrantes estimados, 17 millones son refugiados y otros 20 millones han huido de situaciones de violencia, sequía y destrucción del medio ambiente. Nadie sabe, por otra parte, cuántas personas están desplazadas internamente en sus propios países.

Las pautas de migración internacional difieren de una región a otra. Entre 1980 y 1992 Europa recibió a 15 millones de emigrantes, la mayoría de ellos con miras a un asentamiento permanente. Los países productores de petróleo han atraído a trabajadores emigrantes de países de Oriente Próximo y Asia en diferentes marejadas a partir del decenio de 1960. Las pautas de emigración en Asia y África están cambiando de forma difícil de describir, mientras que en América Central y en el Caribe se producen desplazamientos hacia Estados Unidos, Brasil y Venezuela.

Europa registra corrientes netas de inmigración. En 1990 las poblaciones de la ex República Federal Alemana y Francia tenían un 8,4% y un 6,4% respectivamente de extranjeros. Los países de la Comunidad Europea tenían ese mismo año 13 millones de extranjeros. Incluso algunos países de Europa oriental y central tienen ahora corrientes netas de inmigración, entre ellos Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa. Estados Unidos ha experimentado un aumento de la inmigración en los últimos tres decenios.

En los últimos dos años, la mitad del crecimiento demográfico total de la población europea se debió a la inmigración, y las tres cuartas partes en el caso de Alemania, según explicó Juan Antonio Fernández Cordón, director del Instituto de Demografía. Esto se debe en parte a la disminución de las tasas de natalidad en Europa, a los movimientos originados por las nuevas Situaciones políticas en el Este, y también por el fenómeno del "mercado dual" como explicó Joaquín Arango, director del Centro de Investigaciones Sociológicas.

"El mercado de trabajo en los países industrializados se divide en dos: por un lado existen puestos cualificados y estables, y por otro un mercado flexible compuesto por empleos menos atractivos, menos cotizados y que son rechazados por los trabajadores nativos. Por esta segmentación sigue habiendo demanda de trabajo inmigrante, una razón no tanto económica como social", indicó Arango. "Se da la circunstancia", añadió, "que este tipo de trabajos, considerados sucios y degradantes, una vez que son desempeñados por inmigrantes se marcan con un estigma que hace que los nativos nunca más quieran desempeñarlos".

Pobreza e inseguridad

Los resortes básicos que impulsan a los desplazamientos migratorios son la pobreza y la inseguridad económica. Las pautas de emigración son una expresión colectiva de millones de decisiones adoptadas en el plano individual y familiar. Dejan traslucir el mayor grado de interconexión en todo el mundo debido al comercio, las comunicaciones, los viajes y la cultura. Pero la magnitud de las migraciones urbanas e internacionales en los últimos años muestra tendencias más preocupantes, a juicio de los expertos de la ONU, como es la ampliación de las distancias que separan a los ricos de los pobres, el rápido crecimiento demográfico y el creciente deterioro del medio ambiente.

La imagen predominante de un emigrante era el de un hombre joven que lleva a cuestas sus escasas pertenencias. Tal vez está solo. Tal vez conduce a su familia a una nueva vida en una gran ciudad o a una tierra extranjera. Ahora, sin embargo, la mitad de las personas que cruzan las fronteras son mujeres. La ONU reivindica estas "migrantes invisibles" que son habitualmente dejadas de lado de las estadísticas y debates sobre la emigración.

La ONU sugiere que la reducción de las presiones demográficas limitará la necesidad potencial de desplazamientos migratorios y promoverá el adelanto hacia un futuro de desarrollo sostenible. Para la ONU es especialmente importante lograr un equilibrio en la prestación de servicios de salud y educación, así como otros servicios sociales para que la emigración resulte una mera opción.

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