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Julián Marín, 50 años de alternativa

Cuando, hace medio siglo, el torero navarro Julián Marín tomó la alternativa -7 de julio de 1943-, el que esto suscribe era un adolescente comprometido con todo tipo de manifestaciones artísticas. Ahora puedo evocar sin dificultad bastantes cosas de aquel matador de toros que destacó -y eso es mucho- en la época de Manolete.Alto, recio, de facciones finas y mirada expresiva, la personalidad torera de Julián Marín estuvo condicionada por su personalidad humana. Valor, denuedo y simpatía se daban cita en él.

Tras dos temporadas de novillero con frecuentes actuaciones en la plaza de Madrid, llegó el día de su alternativa, cuyo cincuentenario hoy se conmemora. La recibió de Pepe Bienvenida; testigo, Manolete; ganadería, Samuel Flores.

Durante nueve temporadas actuó en las principales plazas españolas, siendo Barcelona donde más cartel logró. Eran los años heroicos del primer Balañá. Como arriesgaba mucho, tuvo serios percances -Baeza, Vinaroz-, que no hicieron mella en su trayectoria torera.

Con la capa, sus maneras eran más eficaces que artísticas, siendo muy notable en la brega. En los lances fundamentales era sobrio y escueto; su toreo a pies juntos, inmóvil, nos hacía pasar verdadero miedo.

Pero donde era alguien era en la suerte suprema. Se perfilaba muy cerca y, como un torrente, se volcaba sobre el hoyo de las agujas, hundiendo todo el acero. Recuerdo una tarde de primavera, en mano a mano con Valencia III. El estoconazo fue tan contundente que el toro rodó al instante de salir del encuentro. La espada había atravesado el corazón del animal.

Su corrida más memorable fue la del 10 de julio de 1947, con Manolete y Gitanillo de Triana, y toros de Urquijo, serios, encastados y bravos. En el encierro de la mañana, el toro Semillero había matado a dos muchachos en la calle de la Estafeta. Le correspondió a Julián Marín, quien en un alarde de valentía y profesionalidad le hizo una faena emotiva que le valió los máximos trofeos. Aquella tarde histórica triunfó Manolete y los tres maestros hicieron un tercio de quites inolvidable.

En el año 1951 Julián Marín dio la alternativa a su hermano Isidro en la Feria de San Fermín. Prácticamente su vida torera activa terminó esa temporada. Julián Marín Arnedo, dejó un gran recuerdo en la afición.

es médico, miembro de la junta taurina de la Casa de Misericordia de Pamplona.

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