Cartas al director

Los árbitros incompetentes

Dantesco espectáculo el que dio el árbitro, señor Pajares Paz, en el partido de fútbol de la jornada del 13 de febrero de 1993, en la que se enfrentaron el FC Barcelona y el Atlético de Madrid.No importa en este momento el resultado del encuentro o la calidad del juego y nobleza de los equipos, sino la prepotencia, afán de protagonismo y, ¿por qué no?, incompetencia del colegiado señor Pajares Paz.

No vamos a caer en la tentación, que es mucha, de descalificar al señor Pajares Paz y su actuación, pero sí que deseamos efectuar una crítica profunda y a poder ser constructiva de la función...

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Dantesco espectáculo el que dio el árbitro, señor Pajares Paz, en el partido de fútbol de la jornada del 13 de febrero de 1993, en la que se enfrentaron el FC Barcelona y el Atlético de Madrid.No importa en este momento el resultado del encuentro o la calidad del juego y nobleza de los equipos, sino la prepotencia, afán de protagonismo y, ¿por qué no?, incompetencia del colegiado señor Pajares Paz.

No vamos a caer en la tentación, que es mucha, de descalificar al señor Pajares Paz y su actuación, pero sí que deseamos efectuar una crítica profunda y a poder ser constructiva de la función de un árbitro o colegiado, como se les da en llamar, de lo que debe ser una actuación arbitral en un encuentro de fútbol, o en general en cualquier espectáculo deportivo.

Que tomen buena nota los árbitros que su función es arbitrar, es decir, intervenir y solucionar, sin partidismos de ningún tipo, los conflictos o controversias que surjan en un partido entre los componentes de los distintos equipos, pero en ningún caso deben o pueden balancear el resultado de un encuentro, y mucho menos incentivar la violencia y la exaltación, y por supuesto bajo ningún concepto ser partidarios, que es radicalmente opuesto al concepto de arbitrario.

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Y ahora sí es inevitable referirse al señor Pajares Paz (dudoso calificativo el de señor), quien, sin hacer honor a su segundo apellido, y en un alarde de prepotencia, incompetencia, desconocimiento, egocentrismo y partidismo, destrozó un espectáculo futbolístico y contribuyó notablemente a la podredumbre del deporte en general, y, no conten-

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to con elllo, se permitió declarar ante los micrófonos de la COPE que estaba muy satisfecho consu actuación. ¡Bravo, señor Pajares Paz!-

y tres firmas más.

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