¡'Dobrodosli', compañeros!

Se presentaron casi con lo puesto, sin mochila ni cartera. Era el primer día lectivo de los 25 niños bosnios llegados el 91 de diciembre a Leganés (170.000 habitantes) en un grupo de refugiados. Entre los alumnos del colegio Ortega y Gasset dominaban la expectación y el júbilo. Y recibieron a sus nuevos compañeros con una pancarta escrita en serbo-croata y español: "Dobrodo`sli. Bienvenidos". Los pequeños bosnios se sintieron desanimados al separarse por edades, pero a media mañana ya jugaban despreocupados o soñaban con hacer nuevos amigos.

"Ya he hablado con ellos y son. muy simpáticos", decía Anabel, de 13 años, que despejaba las dudas de algunos padres españoles respecto al posible des censo del rendimiento escolar con la incorporación de 25 extranjeros.La mayor dificultad radica, según todas las fuentes consultadas, en la barrera del idioma Los 25 niños dividirán las cinco horas lectivas diarias al 50% entre clases de castellano impartidas por un profesor nombrado a propósito para esta. función y la asistencia a clases normales, según el curso que le corresponda a su edad, ya que no exite el mismo sistema educativo en su país.

La llegada de los niños plan tea dificultades, según reconoce el director del colegio, Moisés Villa. "Se les ha aconsejado que cojan lo que puedan, que observen y que se integren con un niño al lado; no sé si más adelante, superadas esas barreras del lenguaje, se podrán ir integrando mejor. Va a ser dificilillo, sí".

"Guapas y altas"

Al recibir la noticia de su vuelta a la escuela, los niños bosnios -que en su mayoría tuvieron que abandonar los estudios hace más de un año a causa de la guerra que asuela la ex república yugoslava- se mostraron optimistas. Algunos expresaron cierto nerviosismo y temo al ser separados de sus mejore amigos. Los cuatro chicos integrados en primero y segundo, superado ese miedo inicial, jugaban a las diez de la mañana con globos junto con sus compañeros del Ortega en el gimnasio.A pesar de todo, a Diöne, una niña de 12 años, la idea de ir al colegio le parece "súper" Le gusta el inglés y confía en tener pronto amigos de su edad

Las cuestiones acerca de los chicos fueron, tras las presentaciones de rigor, el tema preferido de conversación entre las chicas de las dos comunidades, chapurreando el inglés. Los chicos se mostraban un poco más cautos en estos primeros contactos, pero los alumnos del Ortega comentaban entre ellos "lo guapas y altas que son las bosnias".

Para Zoran, un chico de 13 años, lo mejor del colegio es el aula de música y la sala de ordenadores. Aprender ritmos españoles, desde las sevillanas hasta las jotas, o conocer los secretos de la informática, son sus anhelos para los próximos meses. Eso y entrar en el equipo de baloncesto, aunque, matiza, "a lo mejor soy un poco bajo".

Lovric Zorica, madre de dos de los niños bosnios, se mostró muy interesada en la integración de sordos que realiza el Ortega y Gasset. En su país, esta mujer, maestra de profesión, también se había encargado de desarrollar tareas de logopeda.

Jesús Amores, el profesor de castellano, manifiesta que su clase diaria de hora y media, en la que estará acompañado de un intérprete, habrá de funcionar como "una escuela unitaria de un pueblo", y matiza: "Tendremos que hacer subgrupos". El profesor confía en que en mes y medio puedan integrarse en clases más complejas que las de gimnasia, manualidades y música. Alega, sin embargo, que "el objetivo inmediato no es ése, sino su relación con otros niños, que jueguen, que sean felices y que aprendan lo que puedan; lo demás vendrá por añadidura".

Se trata de la primera fase de escolarización, ya que el próximo lunes comenzarán las clases para los nueve jóvenes de entre 14 y 18 años, en el instituto Pablo Neruda, que se encuentra muy próximo al colegio Ortega y Gasset.