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Clinton prescinde de los progresistas en su equipo económico y opta por la prudencia

Antonio Caño

El equipo económico anunciado el jueves por el presidente electo de Estados Unidos, Bill Clinton, ha sido recibido con satisfacción tanto por el mundo financiero como por la clase política en Washington, aunque supone una cierta decepción para quienes esperaban un cambio más brusco en la conducción de la economía norteamericana.

El equipo formado por Lloyd Bentsen (secretario del Tesoro), Leon Panetta (director de Presupuestos) y Robert Rubin (asesor económico) combina la experiencia de Wall Street con el control político en el Congreso para facilitar la aprobación de los programas económicos, pero no anuncia una modificación sustancial de los esquemas aplicados en los últimos años.Bentsen es un demócrata de línea conservadora que ha defendido en el pasado la reducción de impuestos a las empresas. Panetta es un halcón en el combate contra el déficit público. Y Rubin es un banquero multimillonario que conoce al detalle los mecanismos financieros del país pero que no aporta ninguna filosofia original en el manejo de la situación.

Con ellos, Bill Clinton opta por una solución prudente de la que caben esperarse menos incrementos en los impuestos de los ricos de lo que se anunciaba en la campaña, menos reducción de la carga fiscal de la clase media de lo que se había prometido y más atención al déficit fiscal de lo que parecía previsto.

Con este equipo, según la interpretación de la mayoría de los expertos, Clinton se coloca a medio camino entre la derecha republicana, que ignoraba el déficit y renunciaba por completo a los aumentos de impuestos, y la corriente liberal del Partido Demócrata, que pretendía poner más énfasis en la reducción de diferencias sociales y en la inversión pública.

La mejor prueba de que Clinton ha marginado a los progresistas en la elaboración de la política económica es la exclusión del equipo anunciado el jueves del hombre que ha manejado los temas económicos durante la transición, Robert Reich, que se conforma con la cartera de Trabajo. Reich, de 46 años, es un economista que pertenece al ala izquierda de los demócratas y que se muestra partidario de seguir adelante con las promesas electorales, es decir, promover un masivo programa de inversión estatal para crear empleo.

Desde que ganó las elecciones, el pasado 3 de noviembre, las condiciones económicas han mejorado en EEUU, que ahora presenta una tasa de crecimiento del 3,9%, lo cual ha hecho pensar a Clinton que urge tanto calentar en extremo la economía. Desde el punto de vista político, el presidente electo ha querido asegurarse que no va a encontrar en el Congreso el mismo bloqueo que hizo fracasar algunas de las iniciativas de George Bush. Con Bentsen, presidente del comité de Finanzas del Senado, y Panetta, presidente del comité de Presupuestos de la Cámara de Representantes, eso parece asegurado.

Bentsen, un hombre de negocios tejano que ha defendido en el Senado los intereses de las compañías petroleras, de seguros y de bienes raíces, asegura la confianza de los grandes empresarios. Esto es compensado con la nominación de Reich, con una voz privilegiada entre los sindicatos.

Clinton incluye también a tres mujeres entre los altos cargos del nuevo gobierno: Laura Tyson para presidir el consejo económico de la Casa Blanca, Donna Shalala para dirigir el departamento de Sanidad y Carol Browner encargada de Medio Ambiente.

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