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El aislamiento de Solchaga y la parálisis del PSOE por el 'caso Filesa' dejan a González con pocas bazas

Luis R. Aizpeolea

El jefe de Gobierno, Felipe González, cuenta cada vez con menos bazas por el, desgaste tanto de su Ejecutivo como del aparato de su partido. La pérdida de credibilidad del ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, derivada de la grave situación económica por la que atraviesa el país, y el revés que está sufriendo el aparato del PSOE con el caso Filesa han contribuido a una desbordada presencia pública del vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra. A ello hay que añadir la dedicación exclusiva a la política exterior de Javier Solana, otro de los hombres del presidente del Gobierno.

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El presidente del Gobierno eligió tres S (Serra, Solchaga y Solana) como su principal apoyo, pero el ministro de Economía conoce sus peores tiempos de acoso y el de Exteriores está muy absorbido por su cartera. El aislamiento de Solchaga en el Gobierno es creciente y va unido a la pérdida de credibilidad de su política económica. Un ministro recuerda cómo en julio defendía que era innecesaria la devaluación de la peseta y casi anatematizaba a quien opinaba lo contrario". Ahora, tras dos devaluaciones, e instalada España en la recesión económica, su credibilidad está en entredicho en el Consejo de Ministros.Sólo cuenta con el apoyo claro del ministro de Industria, Claudio Aranzadi; la ministra portavoz, Rosa Conde, y el de Interior, José Luis Corcuera, aseguran fuentes gubernamentales. Las mismas fuentes afirman que "Felipe González ya no escucha a Solchaga como antes" y que ha animado a los ministros críticos a "decir en el Consejo de Ministros lo que piensan".

Un sector del Gobierno llega, incluso, a reprochar a Solchaga que su necesidad de supervivencia política le haya llevado a hipotecar en parte su política de profundización en las reformas estructurales, recogidas en el plan de convergencia económica, con su acercamiento a la cúpula socialista. Otro sector del Gobierno, sin embargo, piensa que "al margen de los errores de cálculo que ha tenido Solchaga, tampoco hay alternativa a la actual política económica". En esta línea se sitúan a Felipe González y a Narcís Serra.

Borrado de la lista

Pero la cúpula socialista no le está correspondiendo a Solchaga. Lo ha borrado de la lista de participantes en la campaña de 10 años de Gobierno socialista. "Alfonso Guerra no olvida", decía esta misma semana un conocido dirigente socialista. Han sido los "renovadores" del PSOE los únicos que se han acordado del ministro en apuros. El martes estuvo en Guadalajara, en una conferencia para militantes, invitado por Juan Pedro Hernández Moltó, secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha y portavoz socialista en la Comisión de Economía del Congreso. Allí Solchaga se soltó y acusó a la actual Ejecutiva del PSOE de suplantar al partido".Con un equipo económico tocado en la línea de flotación y con una dirección del PSOE empantanada en el caso Filesa, Felipe González está echando mano, cada vez más, del vicepresidente, Narcís Serra, para presentar el discurso político que le interesa en este momentos "porque Guerra no le responde", según fuentes socialistas. El vicepresidente del Gobierno cerrará provisionalmente su gira política de cuatro semanas, en Madrid, con una conferencia en el Club Siglo XXI el lunes día 14. Previamente intervendrá, el viernes, en Barcelona, en un acto de homenaje al fundador del PSOE, Pablo Iglesias, que tendrá un carácter simbólico: la reivindicación de la austeridad en un momento de alarma social por los escándalos.

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Serra intenta canalizar la corriente de opinión beligerante contra la corrupcion frente al discurso de Alfonso Guerra -quien se limita a señalar que el PSOE es una víctima de la conspiración-, y las actitudes de la cúpula del partido. El vicepresidente del Gobierno ha defendido públicamente que no se obstruya la labor de los jueces en las investigaciones sobre la corrupción, que no se culpe a la prensa por las denuncias que realiza y que se expulse a los corruptos de la política.

Este discurso de Serra. concuerda más con González que el de Guerra, pues, según fuentes socialistas, el jefe de Gobierno "sabe que el PSOE está perdiendo votos, fundamentalmente, a causa de la sensación generalizada de corrupción que hay en la opinión pública y está preocupado por el distanciamiento de la ciudadanía de la política".

Según la última encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), la distancia del PSOE con el PP se ha quedado reducida a sólo cuatro puntos. La inquietud está presente en la propia Comisión de Subsecretarios, donde el pasado miércoles la comidilla fue el escándalo por la presunta estafa de Eduardo Santos, ex subsecretario de Industria.

Error del aparato

La falta de una estrategia de la dirección socialista para afrontar el caso Filesa inquieta al Gobierno. Son numerosos, los ministros que preguntan qué se puede hacer y el propio Felipe González está a la expectativa. Ayer, el presidente del Gobierno canario y dirigente del PSOE, Jerónimo Saavedra, manifestó que "el principal problema del PSOE es no, reconocer que ha habido hechos irregulares". Saavedra admite que "la dirección del partido se ha equivocado enviando cartas al presidente del Congreso y del Senado pidiendo el amparo". Y lo argumenta: "Deberíamos ser nosotros los primeros en denunciar la corrupción y no utilizar recursos, que a lo mejor a cualquier ciudadano en un Estado de derecho se le reconocen, pero que la opinión pública, ya escamada, considera que son intentos de obstaculizar la tarea de la Justicia".El discurso reciente del vicepresidente tiene, además, una lectura dirigida al interior del partido. "Aunque Serra no está realizando una labor de banderín de enganche de renovadores, sí está trabajando por la renovación del PSOE en el terreno de las ideas, y con ello afianza a quienes se han definido por esa corriente, como los dirigentes de Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Cataluña, y abona el terreno para avanzar en otras zonas", afirman fuentes socialistas.

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