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Mi esquizofrenia y la de mi familia

Familiares y enfermos llaman la atención sobre sus vidas en el Día Mundial de la Salud Mental

Existen alrededor de 300.000 enfermos mentales en Espafia que ni viven ni dejan vivir. Lo delatan las grandes Ojeras de Mari Carmen Hidalgo, madre de un jóven esquizofrénico, y el sufrimiento lúcido de Guillermo Sanz: "Te levantas todos los días queriendo morirte o ser piedra". Ambos reclaman hoy, en el Día Mundial de la Salud Mental, la creación de centros de día que detengan su eterno vagar por el miedo y la impotencia.

¿Qué hacer con un chico listo como el de Mari Carmen, que siempre le aprobó todo y que desde que brotó su esquizofrenia, a los 18 años, anda meando fuera de la taza y escuchando música por todo destino? "El choque es tremendo cuando recibes el diagnóstico", dice su madre, responsable de Alusamen una asociación de familiares de enfermos mentales del barrio madrileño de Vallecas. "No sabes con qué te enfrentas, y cuando preguntas por soluciones, el psiquiatra te dice para remate 'Pues estas personas acababan antes en el manicomio"."Sí", asiente, Guillermo, en un periodo de recuperación de la esquizofrenia que le afecta desde hace 18 años. "Estábamos destinados a ser carne de presidio. Ahora se han dado cuenta de que es inhumano y de que hay que afrontar el problema desde otro punto de vista. Bien, ya estamos en la calle, pero seguimos encerrados porque la vida es puertas abiertas al desarrollo y nosotros no las tenemos".

El silencio por respuesta

El sufrimiento le ha dejado un rictus duro con el que rebobina su historia. "Se sufre de lo lindo. Es como el caos de una explosión, pero constante en la vida. El caos te produce cansancio, apatía, desidia, falta de interés por todo. Sólo quieres cubrir las necesidades elementales y que te dejen en paz para intentar aclararte. Y sólo consigues el silencio por respuesta"."Cuando la familia se entera del diagnóstico, saben que tenemos un problema", continúa su relato, "pero nunca llegan a percibirlo con toda su hondura. Cuando tienes una crisis dudan de que sean ganas de fastidiar, demostraciones de odio o de rebeldía. Nunca llegan a comprender tu posición. Bueno, creo que ninguno somos capaces de comprenderlo".

Los datos referentes a España señalan que el 60% de enfermos con esquizofrenia, neurosis, psicosis maniaco-depresivas o trastornos de la personalidad son cuidados por sus familias. "Por fin, se han dado cuenta de nuestra importancia. Hemos pasado de culpables, de madres esquizofrenógenas, a ser los cuidadores baratos", dice Margarita Henkel, presidenta de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Enfermos Mentales (FEAFES).

Para las familias es un túnel sin salida. Cansada y resignada Mari Carmen apenas sonríe. Sólo mientras recuerda a su hijo Juan Carlos cuando le ascendieron en el banco donde trabajaba. Ninguna explicación para lo que pasó después. Ninguna esperanza de ver a su hijo enganchado de nuevo en la vida. "Vives con una angustia total, y miedo, mucho miedo a su agresividad, porque mi hijo es una persona muy fuerte y nunca sabes lo que ya a hacer. Mi marido y yo llevamos ocho años sin poder salir, pendientes día y noche, porque este problema no se lo puedes pasar a nadie".

Después de 10 internamientos esporádicos y un gasto semanal de 16.000 pesetas durante un año en un psiquiatra, Juan Carlos y su familia tienen alguna esperanza. Llevan desde el pasado mes de mayo en lista de espera para ingresar en un centro de día, unas instituciones públicas donde este tipo de enfermos reciben orientación psicológica y la posibilidad de realizar actividades profesionales en compañía de sus iguales. Y por la noche, de vuelta a casa, como un ciudadano más.

A Guillermo, esta posibilidad casi le está curando, a sus 36 años. "He estado en uno de estos centros de rehabilitación y el cambio ha sido total. Antes sólo recibías interrogatorios fríos e inhumanos. Para este tipo de cosas sólo cabe poner amor: la solución para problemas que no tienen solución", explica. "Eso es lo que me han dado a mí. Me han hecho sentirme, igual a los demás".

Lista de espera

Tras 18 años sin poder encarrilar ni una sola parcela de su vida, Guillermo trabaja ahora como jardinero en su pueblo, Becerril de la Sierra, ganando algún dinerillo. "Claro que no tengo ni sueldo ni. Seguridad Social ni nada, pero es un comienzo. Yo apuesto por la curación total. Quiero casarme, tener una familia, ser un ciudadano normal. Si yo tuviera un hijo le diría ...... Guillermo ha sufrido de lo lindo.El problema es que no todas las familias pueden llegar hasta aquí. La de Juan Carlos lleva seis meses en lista de espera para tener plaza en un centro de día. "Las listas de espera, la asistencia, todo está fatal. Hay más problemas de burocracia que de otra cosa", indica Mari Carmen. Y Madrid, donde existen seis centros de día, es de las comunidades mejor dotadas, según señala Margarita Henkel. "Hay muchos planes maravillosos, pero todo se queda ahí. Las enfermedades mentales están a la cola de todo", lamenta.

Hoy, varios países aprovechan el Día Mundial de la Salud Mental para lanzar mensajes destinados, en última instancia, a informar y romper los mitos asociados con este tipo de enfermedades. Un comité Internacional, presidido por Rosalyn Carter, ex primera dama de Estados Unidos, ofrece una teleconferencia al respecto que llegará a varias naciones simultáneamente.

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