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El jefe de los 'narcos' detenidos en España en la Operación Green Ice era confidente policial

El colombiano Roberto Poveda, capo de la trama española de la red internacional de cocaína desarticulada en la Operación Green Ice, era confidente de la policía hasta hace año y medio, al igual que su primo, Carlos Rojas Poveda. Ninguno de ellos figuraba entre los detenibles el pasado 24 de septiembre, ya que su identidad sólo se averiguó tras la declaración ante el juez de los detenidos. Aparentemente, ambos han abandonado el territorio nacional. Uno de los capturados, José Ramón Vega, declaró que Roberto Poveda le alertó de la operación. La policía ha realizado una investigación interna sobre el supuesto soplo, de la que se deduce que el funcionario que tuvo a los Poveda como confidentes no les alertó, ni ningún otro. La Audiencia Nacional sigue investigando esta alerta, de cuya existencia no duda, aunque sí de su origen.

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Un ex preso y un ex agente

La difusión el pasado día 2 de la noticia de que un detenido en la operación Green Ice, José Ramón Vega Miravel, había recibido dos días antes de la redada de Green Ice -desplegada el 24 de septiembre- un soplo de que la policía estaba tras sus pasos tuvo como respuesta la apertura de una investigación interna en este cuerpo, al margen de la desarrollada por Baltasar Garzón, titular del juzgado número cinco de la Audiencia Nacional.La Audiencia Nacional, que no estaba al corriente del hecho de que los Poveda fuesen confidentes de un agente antidroga, ha ordenado la captura de ambos colombianos y sigue investigando el alcance real del mensaje y su origen. La orden de busca y captura internacional todavía no ha surtido efecto.

En medios de la investigación que se realiza desde la Audiencia Nacional y la fiscalía antidroga no se descarta ningún extremo sobre el origen del aviso dado a los narcotraficantes. "De lo que no queda duda, porque está grabado, es que hubo un aviso, dos días antes de la operación, de que la policía estaba tras los narcos. Puede haber dudas sobre cómo obtuvo Roberto Poveda la información, que le pudo llegar tanto de algún funcionario español que conociera la operación como de algún funcionario extranjero, dado que intervenían las policías de seis países. 0 de alguien que sin ser funcionario conociera el operativo. Incluso el fin. del aviso podía ser un ajuste de cuentas. El problema radica en que el único que podía aclarar esta filtración, Roberto Poveda, está hoy fuera del alcance de la justicia".

Dos colombianos

El informe policial realizado arroja como resultado que ningún agente alertó a los narcos, pero sí pone de relieve que un funcionario del Servicio Central de Estupefacientes mantuvo como confidentes hasta hace un año y medio, aproximadamente, a dos colombianos presuntamente integrados en esta red: Ricardo Poveda y su primo José Ramón Rojas Poveda.Los nombres de ambos colombianos, en relación con esta trama, sólo han sido conocidos tras la declaración de los detenidos y no aparecían en el listado que se venía investigando desde hacía un año a partir de las informaciones facilitadas por la DEA, agencia antinarcóticos estadounidense. Por ello, ambos no figuraban entre los detenibles el día de la redada, y todo apunta a que abandonaron España a raíz de la misma.

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Roberto Poveda, supuestamente la persona que dio la voz de alerta a Vega Miravel, era el máximo responsable de la red en España. El funcionario que los utilizó como confidentes ha acreditado ante sus mandos que desde hace año y medio había perdido toda relación con ambos, y les había perdido la pista. Este agente no participó en el operativo, pero sí estuvo al corriente del mismo.

La interpretación que se hace en la policía es que la atribución a este cuerpo de la filtración forma parte de una campaña de desprestigio contra el Servicio Central de Estupefacientes, e inscriben en esta ofensiva otras noticias anteriores de similar tenor y la publicación de libelos contra la Prensa, con el fin de desacreditar a las instituciones que más daño hacen a estas tramas.

Desde este cuerpo se dan los siguientes elementos para demostrar la inexistencia de una filtración policial: ni uno solo de los 15 narcos que figuraban en el listado de detenibles escapó a la operación; la alerta se dio 48 horas antes de la redada, y, sin embargo, el receptor del mensaje no huyó ni lo hicieron otros dos socios destinatarios del aviso (José Chaloub y Juan Ramón Moreno); el mensaje de alerta no hablaba de inminente redada, aunque se interpretó como tal: "Me ha llamado Guillermo [Roberto Poveda] y me ha dicho que la situación está caliente, que no os movais y que estéis atentos a nuevas noticias. Avisa a Juan [Juan Moreno] y al médico [José Chaloubl].

A estos argumentos, fuentes policiales añaden que difícilmente los Poveda, que no se hallaban en la nómina de investigados al ignorarse su vinculación con la red, podían haberse sentido perseguidos. Este extremo lo corroboran informes de la DEA que señalan que los siete capos de estas redes que figuraban entre los objetivos de la operación internacional habían caído, y no aludían a ningún capo fugado en España.

Aunque esto no excluiría, a título de hipótesis, que los Poveda sí supieran que sus subordinados estaban bajo la lupa policial, este argumento es desechado tajantemente en el cuerpo: "Malamente puedes avisar a alguien que no relacionas con los investigados de que hay una operación que puede perjudicar a sus socios". Igualmente, estas fuentes policiales destacan que Vega no dio mucha importancia al aviso, toda vez que tras abandonar su chalé de Las Rozas, volvió al mismo cuando ya era noticia la redada y se le capturó junto con 9 kilos de cocaína.

Tampoco se excluye que el origen del mensaje, en una operación desarrollada en seis países y que ha supuesto la captura de mandos de la policía colombiana -como Gonzalo Camargo Polnoa-, tuviera su origen fuera de España, admiten fuentes policiales y judiciales. Resultaría sorprendente, añaden fuentes policiales, que una investigación que ha durado un año fuese comunicada a los narcos sólo días antes, y, por contra, tal topo no les hubiese advertido, durante estos meses, de que estaban blanqueando su dinero a través de policías y cuentas controladas por la fiscalía antidroga.

Entretanto, Garzón y la fiscalía antidroga siguen comprobando una a una todas las operaciones de blanqueo que esta red ha realizado desde España. La investigación ha acreditado ya que esta trama ha blanqueado en territorio nacional al menos 700 millones de pesetas, lo que se aproxima al valor de lo estimado al principio de estas pesquisas, y que se situó en unos 1.000 millones de pesetas. Green Ice dista de darse por cerrada en la Audiencia Nacional, y se investigan conexiones de los 15 detenidos, que podrían conducir a otros elementos de la banda en el futuro.

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