Rabin viaja a Estados Unidos para restaurar las buenas relaciones
El viaje de Isaac Rabin a Estados Unidos durará una semana, en la que planteará los siguientes temas: la obtención de garantías bancarias para el crédito de un billón de pesetas que le fueron negadas a Shamir, la posible venta a Taiwan de aviones de combate Kfir de fabricación israelí y motor estadounidense, las coordenadas de la autonomía palestina y las negociaciones con Siria. Sin embargo, la máxima prioridad de Rabin es, ante todo, recuperar la coordinación y las buenas relaciones políticas que siempre ha mantenido Israel con Estados Unidos.Esta coordinación fue la piedra angular de la política israelí desde la llegada del Likud al poder, hace ya 15 años. El Gobierno de Rabin no quiere que por coordinación se entienda coincidencia absoluta en todos los temas, es decir, que cuando surjan divergencias no se sorprenderá al otro en los temas políticos en cuestión. Esto significa que el actual secretario de Estado norteamericano, James Baker, o su sucesor, no volverá a ser recibido en Jerusalén por una nueva colonia de judíos asentados en territorios ocupados, e Israel no volverá a conocer a través de las agencias de prensa que Estados Unidos apoya el derecho a volver de los refugiados palestinos que huyeron en 1948 y 1949.
Para Rabin, el retorno a la política de coordinación con Estados Unidos es un objetivo prioritario, ya que de ella dependen la cooperación estratégica, la ayuda financiera estadounidense y el progreso hacia la paz entre árabes e israelíes.
En círculos próximos al primer ministro, se cree que el mayor daño hecho por los sucesivos Gobiernos del Likud al Estado de Israel ha sido el de socavar poco a poco la buena voluntad estadounidense hacia el Estado israelí y el de haber roto el equilibrio político entre ambos países.
Bush busca el apoyo judío
Pocas veces el viaje de un primer ministro israelí a Estados Unidos ha estado precedido de tan buenos augurios. Así, George Bush se anticipará a Rabin en más de un asunto. Uno de ellos será la concesión de garantías bancarias al préstamo de 10.000 millones de dólares.
Bush, quien necesita del apoyo de todos si quiere tener una oportunidad para derrotar a Bill Clinton en las próximas elecciones presidenciales, quiere demostrar al electorado judío norteamericano que no es antiisraelí, pero que la política intrasigente de Isaac Shamir le obligó a parecerlo.
Rabin, por su parte, es perfectamente consciente de las dificultades de Bush, y piensa beneficiarse de ellas al máximo. Además, hay que tener en cuenta que Rabin está más vinculado a los republicanos que a los demócratas (es amigo personal de Richard Nixon y Heriry Kissinger).
Rabin pretende beneficiarse también de los buenos resultados obtenidos por Clinton y Gore en las últimas encuestas, así como acercarse a los líderes demócratas del Congreso.
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