Siempre al teléfono
Francisco Fernández Ordóñez se ganó a pulso su popularidad seduciendo a los medios de comunicación. De todos los miembros de los gobiernos de la democracia ha sido, sin duda, el ministro miás accesible. Recibía y se ponía al teléfono con todos, los grandes y pequeños diarios y las radios.Pero la habilidad del ex ministro era no transmitirles a todos el mismo mensaje. Se adaptaba al mensajero. Ante los micrófonos intentaba ser ameno; con la prensa escrita se esforzaba por ser más profundo y para acabar de ganarse al periodista alternaba el on the record con el off the record. "Esto", decía entonces, "no te lo he dicho yo, te has enterado tu por tu lado".
Si siempre devolvía las llamadas, a veces, incluso, tomaba la iniciativa. Localizaba al periodista en los lugares más remotos para darle una exclusiva. En otras ocasiones la llamada era más interesada. Intentaba sensibilizar a su interlocutor sobre una determinada cuestión. "Como sabes estamos peleando duro", comentaba, "y me gustaría que nos echárais una mano".
El ministro sabía, no obstante, enmudecer. El silencio era su regla en casi todo lo concerniente a Felipe González y en los pocos asuntos que consideraba secretos de Estado como la designación de Madrid para la celebración de la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo.
