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Los Siete se enfrentan al problema del desempleo

Un ambiente pesimista dominó los primeros encuentros de los líderes de los siete países más industrializados de la Tierra (G-7), que iniciaron ayer en Múnich su cumbre anual. Pero, por primera vez desde que en 1975 este club empezara sus reuniones anuales, sus miembros se han enfrentado al problema del desempleo y han puesto en entredicho el actual orden económico mundial basado en el productivismo. A corte, plazo, sin embargo, sólo la esperanza de que finalmente se llegue a un acuerdo que consiga cerrar la llamada Ronda Uruguay del GATT, que supondría la liberalización del comercio mundial, dejaba abierta alguna puerta al optimismo.Poco después del mediodía, tras el almuerzo ofrecido por el anfitrión, el canciller alemán Helmut Kohl, a sus invitados, el presidente norteamericano, George Bush, el jefe del Estado francés, FranQois Mitterrand, y los primeros ministros de Japón, Kiichi Miyazawa; de Canadá, Brian Mulroney; del Reino Unido, John Major, y de Italia, Giuliano Amato, empezó la primera ronda de conversaciones. Fue Kohl quien tomó primero la palabra, pero tanto él como quienes le siguieron fueron desgranando lamentaciones sobre el pésimo estado de la economía mundial. Los presidentes y jefes de Estado tuvieron que reconocer que el éxito de la lucha contra la inflación se ha conseguido a costa de un gran precio social, evidenciado por el enorme incremento del paro.

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Según las últimas estadísticas de la OCDE, el desempleo afecta en la actualidad a 30 millones de personas en los 24 países industrializados, frente a 25 millones de hace apenas dos años. El modelo de sociedad actual, han debido admitir, no es capaz de resolver la contradicción de haber conseguido un saneamiento económico sin poder satisfacer las necesidades de empleo de los ciudadanos. Mitterrand definió el paro como "una gangrena social".

Los Siete mantuvieron, sin embargo, su tradicional análisis macroeconómico mundial, y entre las razones que esbozaron para explicar la depresión económica se citan los importantes déficit públicos y comerciales, los altísimos tipos de interés -salvo EE UU, que los ha bajado por los suelos en busca de la reactivación- y el ya demasiado largo bloqueo de la Ronda Uruguay.

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Fuentes de la delegación comunitaria aseguraban ayer que hay un compromiso ineludible de cerrar la Ronda Uruguay. En este sentido, las dos reuniones bilaterales entre Bush y Mitterrand, que se vieron primero el domingo por la noche y volvieron a encontrarse ayer por la mañana, apuntan a un preacuerdo que tendrían que pulir los ministros de Economía y Finanzas de los Siete.

El principal obstáculo es la política de subsidios agrarios de la Comunidad Europea, un asunto en el que Francia es quien más tiene que perder. Precisamente estos días los agricultores franceses han organizado bloqueos de trenes en previsión de que se reduzcan aún más sus subsidios.

No hay que olvidar que este compromiso ineludible", ya suena a viejo en los oídos de quienes siguen las cumbres del G-7. Tanto en Houston, en 1990, como en Londres, en 199 1, se oyeron las mismas promesas sin que el director general del GATT, Arthur Dunkel, haya conseguido hacer firmar a sus socios.

Sin compromiso

Ayer, sin embargo, era evidente que no se había llegado aún a ningún compromiso. Según el portavoz de la presidencia francesa, Jean Musitelli, pese a que ha habido un acercamiento entre la Comunidad Europea y Estados Unidos, las concesiones parecen venir de parte europea. "Esperamos -progresos norteamericanos", dijo Musitelli.

Los ministros de Exteriores de los Siete dirigían ayer la redacción de una declaración sobre la guerra civil yugoslava que no diferirá en mucho de la que realizaron los Doce en la última cumbre comunitaria de Lisboa. El documento, que se dará a conocer hoy, no excluye el uso de la fuerza, pero siempre bajo un mandato de las Naciones Unidas y tras una resolución de su Consejo de Seguridad. También en el documento político, que será dado a conocer hoy, se incluirá una declaración de apoyo al Tratado de Maastricht, sobre el que no se había pronunciado el G-7.

En su primera intervención ante la sesión plenaria, Kohl esbozó los cuatro temas básicos de esta cumbre: economía y empleo, ayudas a Rusia y a los países del Este, desarrollo mundial y balance de la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río el mes pasado. En este sentido, los primeros borradores del comunicado final hacen mención expresa a la necesidad de ratificar cuanto antes los acuerdos tomados en Brasil.

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