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Tribuna
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Mendigo

Manuel Vicent

Suelo darle mi ropa vieja a un mendigo que lee a James Joyce. Viene a casa algunos domingos por la mañana. Nunca traspasa la puerta. Bajo el dintel hablamos de algunas verdades insustanciales mientras rebusco unas monedas en los bolsillos, y después de aceptar esta limosna preceptiva él se aleja, y entonces descubro que a veces lleva una chaqueta raída que le sienta muy bien. Siempre he deseado ser tan elegante como este mendigo. También acostumbra a ponerse aquellos pantalones de franela gris y los últimos zapatos que de seché. Por fuera alguien podría creer que soy yo mismo, pero el mendigo tiene un esqueleto de mejor calidad, y mi ropa ajada, que se paseó inútilmente por los salones, ahora cuelga con toda su armonía del cuerpo magro de este hombre, y el paño libera todas las vibraciones que estaban ahogadas. El mendigo trabaja de forma regular en la puerta de una iglesia de un barrio burgués, y a veces le he visto sentado en la escalinata leyendo el Ulises. El otro día, en la puerta del templo, no sólo llevaba mi corbata de seda pasada de moda y un traje de Versace que yo usaba cuando era un tipo esbelto, sino aquel abrigo marrón que compré en Londres hace ya tantos años. Por ese tiempo, yo también leía a James Joyce, y la talla del mendigo era exactamente la mía. Ahora él estaba absorto en la lectura esperando que salieran los fieles de la iglesia para tenderles la mano. Me limité a contemplarlo desde la acera y de pronto recordé algunas sensaciones del pasado que no se podían separar de sus prendas raídas. Aquel bolsillo destrozado me recordaba un viaje a Italia lleno de amor; el cuello rozado me traía el perfume de unos días lánguidos sin historia; algunos sueños y todas las frustraciones aparecían en cada uno de los desgarros, pero debajo de aquellos paños ajados había una carne llena de heridas, y a través de ellas penetré en el interior del mendigo hasta reconocerme. Él levantó los ojos de las páginas del Ulises y mantuvo largo tiempo la mirada conmigo sonriendo.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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