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CUMBRE DE MAASTRICHT

El ecu será la moneda única en 1999

La unión económica y monetaria es la verdadera reforma surgida de la reunión de Maastricht. La Comunidad Europea tendrá una moneda única a plazo fijo, lo más tarde a principios de 1999, y un banco central europeo que dictará la política monetaria de los Doce. El impacto económico de hacer del ecu (unidad de cuenta europea) una divisa común tendrá quizá mayor trascendencia que el mercado único de 1993 y permitirá a la CE poder rivalizar con el yen y el dólar.

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El acuerdo para el paso a la moneda única culmina el proceso aprobado en junio de 1989 en la cumbre de Madrid, donde los. Doce decidieron iniciar IPL primera fase de convergencia de sus economías.El Reino Unido no logró impedir que sus 11 socios dieran ya el lunes, el primer día de la cumbre, luz verde a la moneda única, que entrará en vigor el 1 de enero de 1999, ni al banco central europeo, que se creará seis meses antes. Luchó, sin embargo, hasta el final para conseguir que la cláusula de exclusión, la opting out, no fuera exclusiva para él, sino que pudiera ser esgrimida por todos los países. Finalmente, el primer ministro británico, John Major, dio su brazo a torcer: la posibilidad de desengancharse del proceso de unión económica figurará en un protocolo anexo al tratado y podrá ser utilizado exclusivamente por el Reino Unido. Y al final, Londres no podrá quedarse fuera para no perder su primacía como primera plaza financiera de Europa.

El paso a la tercera fase de la unión monetaria se intentará por primera vez a finales de 1996. El Consejo Europeo podrá decidir entonces por mayoría cualificada si existen siete países con economías adaptadas para dotarse de la moneda única. La fórmula de la mayoría cualificada, como excepción para la toma de decisiones en una cumbre, se impuso para evitar que el veto del Reino Unido o el voto en contra de un país retardado bloqueara la reforma.

En caso de que en esa fecha no se reunieran las condiciones,dos años después, a finales de 1998, el Consejo Europeo decidiría por mayoría cualificada qué países están preparados para la unión monetaria plena. En teoría bastaría con tres países para implantar la moneda única. La fórmula de la mayoría cualificada, como excepción para la toma de decisiones en una cumbre, se impuso para evitar que el veto del Reino Unido o el voto en contra de un país retardado bloqueara la reforma.

En caso de que en esa fecha no se reunieran las condiciones, dos años después, a finales de 1998, el Consejo Europeo decidiría por mayoría cualificada qué países están preparados para la unión monetaria plena. En teoría bastaría con tres países para implantar la moneda única.

Las condiciones de acceso son tener un déficit público que no supere un 3% dej PIB y una deuda acumulada inferior al 60% de la producción anual. La inflación no debe ser superior en más de 1,5 puntos a la media de los tres países con mejor estabilidad de precios, ni tampoco los tipos de interés podrán sobrepasar en dos puntos a la media de los mejores. Estos cuatro criterios para el ingreso, junto a la obligatoriedad de situar la moneda nacional dentro de la banda estrecha del Sistema Monetario Europeo (2,25% como máximo, en lugar del 6% del que disfruta España) es lo que hace pensar que acaso el reto sólo estará inicialmente al alcance de los tres mejores que sirven de referencia para el baremo medio de de los demás.

en este momento, sólo tres de los 12 países miembros de la CE cumplen esas cuatro condiciones. España, por ejemplo, sólo respeta un criterio: su deuda pública no es excesiva. En todo lo demás deberá realizar un ajuste.

La fecha fija para la moneda única da certidumbre a los mercados y proporcionará a Europa un ahorro de 20 billones de pesetas anuales, según los estudios de la Comisión Europea. El ecu se traducirá por un aumento del 8% del producto nacional bruto de la CE y evitará la merma del 4% del beneficio de las empresas provocada por los costes de transacción entre las diferentes monedas nacionales.

El punto débil de la unión económica y monetaria es la segunda fase, que se iniciará el 1 de enero de 1994. Durante este periodo, los países aspirantes deberán realizar la convergencia de sus economías, asignatura pendiente de la primera fase en curso y que deberá afrontarse con un ciclo econóico menos positivo. La segunda fase es un paréntesis para la armonización monetaria de los Doce. El Instituto Monetario Europeo, organismo transitorio hasta la creación del banco central, carecerá de verdaderas competencias, y el ecu actual, congelado en su valor, no podrá competir en los mercados con ventaja sobre las monedas nacionales.

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