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43 FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE FRANCFORT

El pabellon español enciende pasiones

Un fuerte viento llevó el caos a la fiesta de apertura

Quizá mañana se hable ya del libro de la feria o de lo que compran o venden los editores, pero ayer el pabellón español, a medias entre una plaza de toros y una carpa circense, centraba toda la atención y todas las pasiones. El comentario casi unánime es que el alto diseño, el diseño de vanguardia, se come al libro. Otras voces, pocas, se mostraron absolutamente convencidas de que por primera vez España muestra al mundo algo nuevo y diferente. Unos y otros no llegaron a las manos, pero casi. El m.inistro de Cultura, Solé Tura, se mostró contento ante las encontradas opiniones sobre el pabellón.

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El ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, quiso salir al paso en rueda de prensa. "Mi deseo", dijo, "es que el pabellón se haga lo más polémico posible. Es lo mejor que nos puede: ocurrir. Peor es que pasara desapercibido. Tiene efecto provocador y eso es lo importante".El objeto de tanta controversia, instalado en la Congress Halle, en el corazón de la feria, es obra del arquitecto Alfred Arribas, famoso por algunos bares: el Velvet y Network en Barcelona o el Barna Cross en Tokio. "Creo que ha sido un éxito rotundo", dijo ayer Arribas a su llegada a Barcelona. "Hubo editores que opinaron que el libro hubiera podido tener mayor relieve, pero es que a mí no me encargaron una exposición de libros como objetos, sino sobre su contenido literario".

La inauguración del pabellón español a última hora de la tarde del martes fue una especie de caos. Pese a los esfuerzos de los organizadores, la arena no logró mantenerse en calma y parecía azotada por un viento embravecido. Editores, escritores, autoridades, la infanta Elena incluida, se hundían en ella. En los módulos, definidos por algunos asistentes como cubículos o bunkers, la gente se agolpaba casi sin ver lo que estaba pasando. La arena, escapada del coso, provocaba en el suelo de los módulos un chirrido desagradable.

"Han hecho algo incómodo, innecesario e impresentable". "Está decorado con libros falsos y eso es lo más horrible". "¿Dónde están los libros que nos pidieron?" (Casi todas las editoriales se quejan de que no aparecen los libros que enviaron a solicitud de los organizadores).

Solé Tura dijo que se había tratado de mostrar todo lo viejo y lo nuevo con una estética avanzada que explique la cultura española a través de los libros".

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