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Trolebuses contra tanques en Moscú

Algunos carros de combate toman posiciones para defender a Borís Yeltsin

Vítores y aclamaciones se oyeron anoche en Moscú, a eso de las once, cuando unos tanques de la División Tamánskaya tomaban posición alrededor de la Casa Blanca, el edificio del Parlamento Ruso en el que se encuentra Borís Yeltsin, decididos, a defender al presidente de la federación.El centro de resistencia pacifica de la población se había mudado, al atardecer, desde las murallas del Kremlin a la orilla del Moscova, frente al hotel Ucrania, donde se alza el edificio. A las diez de la noche, columnas de personas seguían llegando a esta sede del Parlamento ruso con banderas rusas -rojo, blanco y azul- y pancartas improvisadas. La gente encendía hogueras y traía comida, dispuesta a velar toda la noche.

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Mientras tanto, las calles céntricas se vaciaban de gente y .en algunos puntos clave se podía ver tanques leales al nuevo Gobierno. El edificio de la agencia oficial Tass y el de Radio Moscú permanecían custodiados por carros de combate listos para impedir cualquier tentativa por parte de la población de tomar estos medios de comunicación.

A las diez de la mañana del lunes nada en Moscú hacía pensar que en realidad se había dado un golpe de Estado: como siempre, la gente entraba y salía de las tiendas buscando qué comprar, como si nada hubiera ocurrido; la Plaza Roja permanecía abierta y los turistas paseaban por ella sin sospechar el gran cambio que se había producido.

La situación se alteró alrededor del mediodía, cuando los partidarios del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, comenzaron a congregarse en la plaza de Manézhnaya, frente al Kremlin. "¡No al comunismo!", "¡El fascismo no pasará!", "¡Yázov, a los tribunales!", gritaba a través de un megáfono VIadímir Ivanov, diputado del Ayuntamiento de Moscú.

De pronto, entre la multitud corrió la voz: "¡Vienen los tanques! Hay que cortales el paso!". De inmediato, la orden fue dada por el megáfono y la gente se lanzó a la avenida de Carlos Marx, por donde bajaba una columna de carros de combate. Un chófer tomó su camión y con él bloqueó parte de la arteria, mientras unos muchachos empujaban dos trolebuses para terminar la operación.

Los tanques tuvieron que detenerse y de inmediato fueron rodeados por la gente, que se subía a ellos para entablar diálogo con los soldados. "No deben obedecer a un poder ilegal; están en Rusia y, por tanto, deben obedecer a Yeltsin", le decía un diputado a un sargento.

"No sabemos lo que está pasando. Nos hicieron levantar en la madrugada y nos dieron la orden de marchar hacia la capital", explicaba un soldado a un grupo de moscovitas exaltados.

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