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Greenpeace denuncia

Con el bloqueo en las afueras del puerto de Bilbao del Baltica, cargado con dioxinas, Greenpeace perseguía un objetivo prioritario: "Denunciar el comercio internacional de residuos tóxicos hacia países con legislaciones sobre medio ambiente más permisivas, como España, Portugal, Grecia, el este de Europa y el resto de los países del Tercer Mundo", según Jim Puckett, coordinador internacional de esta campaña.A juicio de este ecologista estadounidense, "la verdadera cara del reciclaje de residuos tóxicos no es más que un nuevo vertido". Y añade: "Mientras se le permita a la industria verter sus propios residuos en comarcas como el Gran Bilbao, nunca tendrán una buena razón para limpiar su propia porquería".

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Néstor Goikoetxea, sin embargo, cree incorrecto que "cada residuo se trate en el lugar de origen, porque va contra el libre mercado". Según la directiva comunitaria sobre el seguimiento y control de los traslados de residuos peligrosos, los países exportadores de chatarras, polvos, desechos y Iodos sólo deben describir comercialmente la carga y confirmar el tonelaje. Según Puckett, "no se exige ningún análisis de dioxinas, furanos, PVC, metales pesados, ni de ningún otro veneno".

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