Basri no teme la polémica

El ministro del Interior marroquí, Driss Basri, reconoció ayer implícitamente que la decisión de visitar Ceuta causará alguna que otra polémica en su país, pero agregó que no la temía. Así se desprende de una respuesta que dio a un periodista en una conferencia de prensa celebrada en el hotel La Muralla, a quien dijo textualmente: "Si hay algún problema ya lo resolveremos".Mientras Basri y Corcuera se mostraban distendidos e intentaban, sin conseguirlo, darle una nota de naturalidad a la visita a Ceuta -"no hay que sacar las cosas del tiesto", afirmó Corcuera- el ministro de Emigración marroquí, Rafek Haddaui, se atrincheraba en las viejas tesis hassanianas y recordaba que los criterios de Rabat sobre Ceuta y Melilla son claros y que "cada uno conoce la posición del Gobierno marroquí sobre este tema".

En su afán por darle naturalidad a la visita, Basri llegó a afirmar que su paso por Ceuta estaba programado de antemano, lo que contradecía una información facilitada minutos antes por responsables del Ministerio del Interior español, que afirmaron que media hora antes de entrar en Ceuta no se sabía si los ministros marroquíes iban a hacerlo.

El resto de la conferencia de prensa se dedicó a hablar de la operación Paso del Estrecho 1991, la abolición de las tasas de los visados y la inmigración ilegal. Corcuera se negó a hacer manifestaciones sobre la decisión de Terra Lliure de abandonar la lucha armada -"hoy no toca hablar de eso", dijo en tono cortante- y se opuso también a referirse a las repercusiones que en Ceuta y Melilla puede tener el tratado de amistad firmado el jueves con Marruecos. En realidad, todo el mundo quería hablar de la visita y de sus repercusiones. Pero no hubo posibilidad de hacer nuevas preguntas porque Corcuera levantó decidido la sesión. La comitiva se puso en marcha hacia Tánger, desde donde el ministro español y su séquito voló a Madrid.