Bajo los palos de San Mamés

Una pequeña instalación ganadera provoca un conflicto en el Gobierno de Leguina

No es la catedral vasca del fútbol, pero en la pedanía serrana de San Mamés, con 67 habitantes y 130 vacas, una veintena de estacas clavadas en la Cañada Real de la Mesta han abierto una conflicto interno en el Gobierno de la Comunidad de Madrid que preside Joaquín Leguina. La Consejería de Agricultura subvenciona la construcción de una manga ganadera -acotado para vacunar y pesar a las reses-, pero el departamento de Salud, advierte que es inaceptable fomentar la convivencia de humanos y vacunos en la pequeña aldea.

Un ganadero jubilado ha removido Roma con Santiago para paralizar la c...

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No es la catedral vasca del fútbol, pero en la pedanía serrana de San Mamés, con 67 habitantes y 130 vacas, una veintena de estacas clavadas en la Cañada Real de la Mesta han abierto una conflicto interno en el Gobierno de la Comunidad de Madrid que preside Joaquín Leguina. La Consejería de Agricultura subvenciona la construcción de una manga ganadera -acotado para vacunar y pesar a las reses-, pero el departamento de Salud, advierte que es inaceptable fomentar la convivencia de humanos y vacunos en la pequeña aldea.

Un ganadero jubilado ha removido Roma con Santiago para paralizar la construcción de la manga ganadera frente al balcón de su casa. Hasta el Parlamento autónomo llegó una interpelación del Partido Popular para pedir explicaciones sobre las contradicciones de los consejeros del Gobierno de Joaquín Leguina. San Mamés es un anejo al municipio de Navarredonda, 70 kilómetros al norte de la Puerta del Sol. La instalación ganadera se ha levantado junto a un centro educativo en el que estudian 50 escolares, y que cada semana alberga a otros tantos alumnos de la capital para sacudirse el asfalto en la granja-escuela.El diputado del Partido Popular en la Asamblea de Madrid, José María de Federico, interpeló sobre la manga de San Mamés a los responsables de Salud y Agricultura de la Comunidad en el pleno del Parlamento madrileño. "Desde hace mucho tiempo se tiende a colocar estas instalaciones fuera de los cascos urbanos, en cañadas o fincas municipales. En San Mamés se ha hecho mal: muy cerca de las casas del pueblo y a la puerta de un colegio, no tiene sentido seguir con el proyecto cuando existen otras posibles ubicaciones y la Consejería de Salud ha informado en contra", advierte el parlamentario.

Una aldea de 67 vecinos

El concejal de Navarredonda, responsable del anejo de San Mamés, Francisco Ramírez, asegura que "son los únicos terrenos disponibles". "Además", agrega, "no está en el casco urbano, si no en el ensanche del pueblo". En la aldea viven 67 vecinos, población que se triplica en época estival. "Siempre hemos tenido tres o cuatro vacas al lado de casa, y las normas urbanísticas lo siguen permitiendo".

"¿Cuánto cuesta la manga ganadera? Pues 2.777.000 pesetas, subvencionas al 80% por Agricultura", pregunta y responde el edil, que considera "apropiado" que una granja-escuela cohabite con una instalación ganadera.

Pablo Vila, alcalde socialista de Navarredonda, reitera que el Ayuntamiento no tiene más fincas. "Se ha hecho una utilización política del problema y creo que hay asuntos más importantes que tratar en la Asamblea de Madrid, en lugar de hacer política-ficción", sostiene Vila. El regidor serrano prefiere esperar a que se resuelvan las contradicciones internas en la Administración autonómica.

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Un portavoz de la Consejería de Salud precisa que su departamento se limita a señalar que no es posible conceder una autorización para la instalación ganadera en contra de las normas sanitarias, aunque reconoce que junto a las casas del pueblo hay vacas en las cuadras: "Es una situación de hechos consumados contra la que no sirven las prohibiciones".

En el informe del departamento de Sanidad Ambiental del Sevicio Regional de Salud de la Comunidad de Madrid sobre la manga ganadera de San Mamés se constata que la ubicación escogida "es sanitariamente inaceptable, y supone un aumento de los riesgos sanitarios al estar situada dentro del casco urbano".

Oposición frontal

El informe recalca que la manga se alza junto al arroyo donde vierte la red de saneamiento del pueblo, donde, previsiblemente, se recogerán las aguas procedentes de la manga ganadera.

"La existencia actual de instalaciones ganaderas dentro del casco urbano, condicionado por una situación socioeconómica precedente, no puede ser una justificación para acondicionar unas instalaciones de nueva creación que sanitariamente suponen un aumento de los riesgos derivados de la con vivencia (aunque ésta sea esporádica) del ganado con las personas", concluye el informe.

Francisco González Domínguez, de 71 años de edad, nació en San Mamés, donde se dedicó a la ganadería hasta su jubilación, aunque compaginó el manejo de las reses con el de la vara de mando: fue alcalde de Navarredonda desde 1963 hasta 1979. "Sólo hay siete ganaderos en San Mamés y cuatro son pensionistas", asegura, al tiempo que revela que el municipio posee 10.000 metros cuadrados junto a la estación del ferrocarril Madrid-Burgos. Su frontal oposición al proyecto, que se comenzó a construir bajo el balcón de su casa, le llevó a recabar un centenar de firmas y iniciar una batalla de reclamaciones administrativas, que, por el momento, va ganando.

Vacas en el jardín

J. C. S., En la escuela-taller San Francisco de Asís, de San Mamés, estudian unos 50 alumnos que han sufrido un fracaso escolar tras la EGB. La mayoría procede de pueblos de la sierra. Rosa María Rejón, directora del centro, y Regino Palacios, miembro de la dirección de la Fundación Hospital de San Salvador, propietaria de la escuela-taller ni quitan ni ponen rey, a pesar de encontarse a escasos metros de la instalación ganadera. "Una manga que se va a utilizar dos veces por año no nos va a perjudicar más que el paso constante de ganado frente al colegio", explica Regino Palacios, aunque la directora del centro reconoce que cada día barren del suelo del colegio una media de 200 moscas muertas, y que raro es el día en que las vacas no penetren en el jardín del centro educativo.

Cada semana residen en la granja escuela de San Mamés, enclavada en el mismo edificio, grupos de unos 60 escolares de centros de EGB de la capital, al amparo de un convenio con el Ayuntamiento de Madrid.

Hace tres años la Comunidad de Madrid anunció que iba a abrir en el recinto de la escuela-taller de San Mamés un centro para la recuperación de drogodependientes. Los responsables del centro señalan que las negociaciones con la Consejería de Integración Social no cuajaron. Todavía persisten, a medio borrar sobre los blancos muros del colegio, las pintadas contra la posible presencia de drogadictos en San Mamés

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