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TOUR 90

Delgado pierde la tercera plaza en otro despiste

Luis Gómez

Pedro Delgado es un corredor rentable porque su signo astrológico revela que siempre se verá sometido a circunstancias que hagan de él un hombre sujeto a hechos imprevisibles. No podía ser menos, y ayer cometió su enésimo error en este Tour al permitir que un corte de¡ pelotón le dejara descolgado. La coyunturala aprovechó el holandés Breukink para obtener 18 segundos de ventaja y hacerse un sitio en el podio a costa del español. Bugno logró su segunda victoria de etapa.

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Delgado no utilizó excusa alguna para justificarse. Llegó a la meta a la velocidad de un sprint y no dejó de pedalear hasta alcanzar la ducha. Anécdotas aparte, Delgado se habrá significado en este Tour por regalar una inmesa cantidad de segundos, hasta alcanzar el minuto (21 segundos en Ia cuarta etapa, 30 en el macizo central y 19 ayer) en jornadas transitorias. Tal pérdida tiene su importancia (sin ella su posición en el podio no correría ningún peligro, por ejemplo), pero es más reveladora en aspectos de fondo, aquellos que explican que Delgado ha estado falto del tono adecuado que requiere estar al altísimo nivel que demanda la conquista del Tour, porque accidentes como el de ayer (por llamarlo de alguna manera) demuestran que marchaba nuevamente bajo un exceso de relajación: cuando una etapa alcanza sus últimos 40 kilómetros todo corredor que se precie ha de correr con el cinturón de seguridad puesto.Ayer, las cámaras se hartaron de filmar la pedalada segura y confiada de Lemond, Chiapucci (alardeando de líder como siempre), Breukink, Alcalá y algún que otro protagonista. Delgado debió instalarse en el furgón de cola con vistas a hacer más llevadero un día insoportablemente caluroso como el de ayer, en el que el pelotón decidió circular con cierto retraso sobre el horario previsto. Al menor incidente, en este caso una caída, Delgado se vio sorprendido y obligado a un inútil esfuerzo final.

La situación se le complicó aún más por cuanto del grupo de cabeza, en el que estaban todas las figuras de la carrera, saltaron tres hombres, entre ellos el italiano Bugno y el holandés Breukink, sabedor éste último de que había recibido un adelanto para afianzarse en el podio. Cuando el esfuerzo del equipo Banesto logró hacer conectar los dos grandes grupos, se produjo el lógico parón que sucede a toda fusión. En el reagrupamiento, Delgado y los suyos debieron tardar su tiempo en averiguar que la caza aún no había concluido, que Breukink estaba aún delante.

Como quiera que Bugno colaboró activamente (los italianos son unos maestros a la hora de improvisar alianzas, y ayer pasó de haber ayudado a Delgado a colaborar con Breukink), el holandés se prestó gustoso a cederle el triunfo, que hace el tercero del italiano en un Tour y el segundo en la presente edición. Bretikink obtuvo así 18 segundos, lo que le sitúa tercero con 11 segundos sobre Delgado.

El caso de Delgado abre alguna duda: diarreas aparte, su defensa del podio ha sido desafortunada, impropia de un corredor con su palmarés y su cartel en el Tour. Delgado debe conseguir que haya días en los que sea muy dificil hablar de él, aunque su expediente publicitario alcance un grosor espectacular.

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