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Italia 90

La selección argentina aprovecha cualquier incidente para reforzar su cohesión interna

Santiago Segurola

La selección argentina utilizó ayer dos incidentes en Trigoria, su lugar de concentración, como un nuevo elemento de cohesión interna ante la final de la Copa del Mundo. A primera hora del día, su bandera nacional apareció arriada y hecha jirones debajo de uno de los mástiles. En la víspera, Maradona había protagonizado un violento altercado con las fuerzas de seguridad después de que los agentes impidieran el acceso al recinto a Lalo, su hermano y ex jugador del Granada.

"Nunca les perdonaré lo que han hecho", declaró ayer Diego Armando Maradona tras el penúltimo entrenamiento de la selección argentina antes de la final de la Copa del Mundo. "Éste es un ataque contra mi patria. Siempre he dicho que éste no era el lugar idóneo para la concentración de nuestro equipo. La estancia aquí nos ha resultado penosa en todos los aspectos", agregó.Los dos sucesos tuvieron efecto en un intervalo muy corto de tiempo. Horas antes del incidente con la bandera, Lalo Maradona quiso entrar en el recin o del conjunto suramericano, pero la policía se lo impidió. El ex jugador del Granada, que no llevaba documento alguno, llegó a Trigoria en uno de los Ferrari del famoso internacional y reclamó a voces la presencia de su hermano, que salió enfurecido a la puerta. Durante el altercado que se produjo, Maradona derribó a uno de los agentes de seguridad. También intervinieron algunas personas allegadas a él.

Cerrar filas

Aunque los incidentes han sido muy aislados, los argentinos han aprovechado la ocasión para unir filas en vísperas de la final. Maradona manifestó que el de la bandera ha sido un ataque intolerable a su patria. El resto de los jugadores mostraba asimismo su ira por este suceso. Bajo sus declaraciones indignadas, latía el sentimiento que ha hecho fuerte e este equipo en los grandes acontecimientos: Argentina necesita crearse enemigos para ganar. Pueden ser los periodistas que les critican; los italianos, que, presuntamente, discriminan a Nápoles; los vándalos que atacan a su enseña... La práctica de la vieja tesis de acción-reacción ha obrado como un elemento de enorme cohesión interna en el cuadro de Bilardo. Ante el encuentro decisivo con la República Federal de Alemania no podía ser una excepción.Mientras sus futbolistas se mostraban desgarrados por los sucesos, el presidente de la federación argentina, Julio Grondona, y el técnico, Carlos Bilardo, minimizaban los incidentes y los ceñían a los frecuentes actos extradeportivos que ocurren en este deporte. Sin embargo, los dos se presentaron ante los periodistas con el placer de la venganza en sus declaraciones. El equipo está en la final, una realidad innegable incluso para los más acérrimos de la legión de detractores de Bilardo.

"Como Bilardo, no he visto a nadie en mis 35 años en el fútbol", dijo Grondona. "Ha habido gente que quiso echarnos hace un mes y todavía nos quiere echar, aunque estemos en la final. Esto sólo ocurre en Argentina", agregó el dirigente blanquiazul.

Bilardo estuvo prudente, exquisito. No tuvo una palabra contra nadie, aunque hizo un largo recuento de todas las dificultades que ha tenido hasta ahora: los jugadores en el extranjero, las lesiones de los mejores en el ínicío del torneo y las dificultades para armar un once en estas condiciones. Con respecto a los cuatro sancionados que no podrán participar en la final -Batista, Giusti, Olarticoechea y Caniggia-, expuso que era una desventaja tremenda, pero juzgó el hecho como uno de las circunstancias normales en el fútbol: "El reglamento funciona para todos.

Nos ha tocado sufrir a nosotros y tenemos que aceptarlo. En otras ocasiones, también otros han tenido estos problemas".

Bilardo reveló la alineación que jugará el domingo: Goycoechea; Serrizuela, Simón, Ruggeri; Basualdo, Lorenzo, Troglio, Burruchaga, Sensini; Maradona y Dezotti. Su principal preocupación es el control de Klinsmann, Völler y Matthaus. Del primero se ocupará Ruggeri; del segundo, Serrizuela, y del tercero, Sensini. La única duda es Lorenzo, ligeramente lesionado en el entrenamiento de ayer. En opinión de Bilardo, el equipo germano es más fuerte que en 1986: "Tiene la experiencia de entonces y cuenta con unos jugadores jóvenes de gran calidad, como Hässler, Möller y Klinsmann".

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