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Gimferrer clausura el curso sobre la obra de Octavio Paz

La intervención del poeta Pere Gimferrer marcó ayer la clausura del curso sobre la obra de Octavio Paz. El autor de Arde el mar, para quien Paz es "no sólo el maestro de la poesía en lengua española sino de la poesía occidental, equiparable a T. S. Elliot", dictó la ponencia de clausura de un curso caracterizado por el rigor y la compenetración cordial con la obra ensayística y poética del autor mexicano.El encuentro sobre la obra paciana, pensado desde un principio para gentes en las que se diera la doble vertiente de crítico y de creador, o sólamente esta última, reunió en El Escorial a personalidades tan diversas como Luis Rosales, Pere Girnferrer, Haroldo de Campos, Manuel Ulacia, Maya Shaerer, Enrico Mario de Santi, Anthony Staton, Horacio Costa, Juan Malpartida, Juan Luis Panero y Blas Matamoros. Todos ellos a lo largo de una semana abordaron diferentes ángulos de la obra de Octavio Paz.

La evolución estética (Anthony Staton), el ensayo sobre literatura española (Luis Rosales), la teoría poética (Eduardo Milano), Sor Juana y la poética de la restitución (Enrico Mario de Santi), el modelo intelectual de Octavio Paz (Horacio Costa), el espacio y el tiempo (Juan Malpartida) y un detallado análisis de Blanco, el libro más hermético de Paz, a cargo de Haroldo de Campos, compusieron junto a otras brillantes intervenciones el meollo de un curso intenso, útil, quizá irrepetible, en el que sin embargo, hablando de la voz poética disidente de este siglo, no hubo ninguna disidencia.

El mercado es el enemigo

Octavio Paz identifica al enemigo actual de la poesía con el mercado. "Así como en el siglo XIX el poeta tuvo que oponerse a la ortodoxia organizada en iglesias y en el XX, a la ideología marxista, hoy la realidad evidente es el mercado y ésta es la lucha". "La lucha hoy es sostener que la poesía es un bien. Tenemos los derechos humanos y la democracia pero éstos son valores que no nos dejan ver más lejos. Es la primera vez en que el único valor común se llama precio"."Los politólogos del presente se han vuelto bárbaros. En la actualidad la tradición política pretende diseñar la tradición poética. Esto no había sucedido jamás. Los antiguos tratados hablaban de la virtud, incluso Maquiavelo. Y los ideólogos del siglo XVIII atendían en su pensamiento lo que llamaban la naturaleza humana. Los políticos de mañana habrán de recoger otra vez el mundo de las pasiones del hombre e incorporarlo a su pensamiento. Para ello es evidente que pueden valerse de la poesía".

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