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El pito de la independencia

Un grito unánime se repite desde enero en el valle de Cachemira: "Azad, azad (independencia, independencia)". Pero ni India ni Pakistán parecen oirlo. La primera reprime con fuego las voces, el segundo interpreta que lo que los cachemiros, en su mayoría musulmanes, quieren es unirse al país de los puros.

Al independizarse del Imperio Británico, en 1947, India se dividió en dos países, pero no se llegó a ningún acuerdo sobre el Estado de Janirnu y Cachemira, en el extremo norte de ambos. No había pasado un año cuando la disputa por este Estado, que contaba con las provincias de Gilgit, Jammu y Cachemira, provocó el primer enfrentamiento entre indio-paquistaní. La intervención de la ONU trazó una línea de cese el fuego.

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India, el eterno enemigo

Bajo dominio paquistaní quedó Gilgit, que Islamabad llama Territorios del Norte, y una pequeña franja de las otras dos provincias, conocida como la Cachemira independiente.

La ONU exige la retirada de los dos Ejércitos y un plebiscito para que la población determine libremente su situación política. India se niega. Sabe que lo perdería. Pakistán aboga por la consulta pero señala, aunque no abiertamente, que en los Territorios del Norte no cabría preguntar sobre la independencia.

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En Gilgit y en Azad Cachemira se vive en paz, mientras una rebelión sin precedentes se ha desatado en la Cachemira india y corre la sangre de cientos de personas muertas por la represión de policías y soldados.

Pakistán, que sufrió en 1971 la secesión de su zona este, Bangladesh, a la que ayudó India, se alza como primer defensor de los derechos humanos de los cachemiros. Pero Islamabad sabe que sus fuerzas son de uno a tres en relación a las de Nueva Delhi, y le interesa evitar una nueva guerra con India.

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