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Tecnología médica, entre luces y sombras

Alguno aparatos sanitarios se aplican a los pacientes sin una evaluación científica suficiente.

Milagros Pérez Oliva

Las presiones de las firmas comerciales, habitualmente multinacionales, unidas a la de los médicos deseosos de mejorar el nivel asistencial, ha hecho que se introduzcan en el sistema sanitario técnicas nuevas cuyos resultados científicos no están suficientemente contrastados, según se puso de manifiesto en un debate sobre el impacto de la alta tecnología organizado esta semana por el Colegio de Médicos de Barcelona en el marco del salón internacional Tecnoclinic. Los participantes reclamaron un mayor control de calidad sobre las nuevas tecnologías, así como un debate social para definir las prioridades que debe atender el sistema sanitario público.

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Si los recursos sanitarios fueran ilimitados las nuevas tecnologías no tendrían otros frenos para su desarrollo que sus propios defectos. Pero en un sistema sanitario en crisis económica los gestores de la sanidad viven en la permanente contradicción de tener que incorporar nuevos y cada vez más avanzados medios tecnológicos sabiendo que quedan por atender demandas básicas de la población. Es decir, que mientras se inician programas de trasplante de hígado o páncreas y se incorporan complejos aparatos con los que obtener diagnósticos sumamente precisos, miles de personas mueren cada año en España de tumores curables porque las deficiencias de la red sanitaria no les han garantizado un diagnóstico temprano de su cáncer.

Todos los frentes

Todos los participantes en los debates coincidieron en que ésta es la principal contradicción, pero también se mostraron de acuerdo en que sería insensato y contraproducente poner frenos al desarrollo tecnológico. "La guerra se ha de hacer por tierra, mar y aire", respondió el doctor Josep Maria Caralps, jefe de la unidad de Cirugía Cardiaca del hospital Sant Pau de Barcelona y pionero en España de los trasplantes de corazón, al ser pregurado si no creía que había otras prioridades a atender antes que los trasplantes. El doctor Marius Foz, catedrático de Medicina y jefe del servicio de Medicina Interna del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona fue más lejos y afirmó que un médico es responsable ante el enfermo "y también ante el juez" de aplicar en cada caso todos los medios disponibles a su alcance, sin entrar en consideraciones de costes.Pero el que no se pongan frenos a los avances científicos no quiere decir que deba darse carta blanca. Varios ponentes resaltaron que se están introduciendo técnicas en el sistema sanitario que no han superado una evaluación científica de control de calidad. Y "la falta de evaluación comporta unos riesgos", según la doctora Alicia Granados, responsable del programa de alta tecnología del Departamento de Sanidad de la Generalitat. De modo que estas técnicas no suficientemente controladas pueden tener un alto coste, tanto para el sistema sanitario como para el paciente que eventualmente pueda ser víctima de ellas.

Como ejemplo se citó el caso de la litotricia biliar. A diferencia de la litotricia renal, que permite destruir los cálculos del riñón mediante ondas de choque por un procedimiento totalmente incruento y ha demostrado ser eficaz y segura, la biliar no obtiene una aprobación tan unánime. El problema radica en que en el caso de las piedras de riñón, el cálculo triturado se excreta fácilmente por la orina, mientras que la eliminación de la arenilla del cálculo biliar parece ser bastante más problemática.

Rendimiento

"Antes de introducir nuevas tecnología es preciso conocer mejor su rendimiento y los costes relativos. En estos momentos, muy pocas de estas tecnologías están suficientemente evaluadas", afirmó Pere Monrás, oncólogo y director médico del Consorcio Hospitalario Parc Taulí de Sabadell. En opinión del doctor Monrás, existe el peligro de caer en el uso tecnológico por complacencia, en el uso acrítico de cualquier nueva técnica que surja, por lo que es urgente "crear sistemas de detección de ineficiencias". En general, las nuevas tecnologías, según explicó el doctor Jaume Gili, director del Centro de Resonancia Magnética de Barcelona, permiten un diagnóstico más rápido y más fiable, y, en algunos casos, intervenciones terapéuticas más certeras y menos agresivas, como el acelerador lineal, la microcirugía ocular, la litotricia renal o la cirugía del láser. Pero el rendimiento de muchas de las técnicas introducidas es todavía en España muy inferior a su potencial. "Algunos centros poseen aparatos de tomografía computadorizada de tercera generación, y se utiliza una ínfima parte de su potencial por falta de preparación profesional".Esto es doblemente grave en un sistema de recursos escasos porque la decisión de incorporar esa técnica ha implicado necesariamente la decisión paralela de no efectuar otras inversiones también necesarias. Por eso el economista Lluís Bohígas abogó por un mayor control del coste / beneficio y por una implicación de los médicos en ella, aunque advirtió que los gestores de la sanidad deben evitar frenar bruscamente el desarrollo de una técnica.

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