Unificar las causas del cáncer
La concesión del Premio Nobel a los doctores J. Michael Bishop y Harold Varmus viene a reconocer la importancia del descubrimiento realizado por ellos de los oncogenes en retrovirus. Otros autores habían señalado que en el complejo fenómeno de la regulación del crecimiento y diferenciación celular, ciertos fragmentos o secuencias de material genético (ácido desoxirribonucleico, ADN), genes celulares normales, controlarían este crecimiento. Pero se podrían alterar ocasionando una proliferación desordenada en la célula cancerosa. Se habrían convertido en oncogenes.Los trabajos de Bishop y Varmus demostraron que el gen del virus del sarcoma de Rous, con capacidad de transformar células, tenía secuencias similares a genes celulares normales. Ambos científicos desarrollaron el concepto de que estos virus podrían adquirir genes de las células que parasitaban, dotándose de capacidad potencialmente tumoral. Estos retrovirus tienen una importancia extraordinaria en el origen de una serie de tumores en distintas especies animales. El virus del sarcoma de Rous es el único ejemplo de un virus con capacidad de transformación y de multiplicarse por sí mismo.
Posteriormente, en el umbral de la década de los 80, otros investigadores describieron el primer oncogén humano. Hoy se conocen más de medio centenar de oncogenes y la teoría oncogénica supone una unificación de las distintas causas del cáncer. Permite entender la producción de tumores a través de una alteración en genes normales de la célula, lo que podría producirse por radiaciones, sustancias cancerígenas, virus, etcétera.
Los retrovirus que no poseen un verdadero oncogén son capaces de replicarse, pero su capacidad para producir transformación es muy baja y lenta. Son los retrovirus crónicos. Los únicos retrovirus humanos conocidos capaces de producir tumores, como el HTLV-I inducen varias leucemias conocidas en el hombre.