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Los autores del atentado contra Hipercor exculpan a 'Santi Potros' de haber ordenado la acción

Josefina Mercedes Ernaga y Domingo Troitiño, miembros del comando Barcelona de ETA, reconocieron ayer ser los autores de la colocación de una bomba en los almacenes Hipercor, el más sangriento atentado terrorista ocurrido en España, en el que 21 personas murieron y otras 44 resultaron heridas. Los etarras exculparon al dirigente de la organización Santiago Arróspide, Santi Potros, de haber ordenado la acción. El testimonio de los compañeros de Potros, pendiente de un proceso de extradición en Francia, podría influir en que las autoridades francesas negaran su entrega.

Troitiño y Ernaga están acusa dos de la colocación de la bomba en un coche que estacionaron en el garaje de Hipercor, en la avenida Meridiana de Barcelona. El fiscal pide 950 años de cárcel para cada uno de ellos por delitos de asesinato, lesiones y estragos.En el juicio, que se inició ayer en la Audiencia Nacional ambos rechazaron contestar las preguntas del fiscal y de los abogados Jorge Argote y Joan Piqué, que representan a la acción popular e Hipercor, respectivamente. Sólo respondieron a Santiago Muntaner, letrado de las víctimas, y a sus defensores, Iñaki Goyoaga y Txemi Gorostiza.

Troitiño, uno de los autores materiales del atentado, explicó que fabricaron una bomba incendiaria porque su intención era quemar todo el edificio. Entonces Muntaner le preguntó " ¿Sabía usted que encima de Hipercor había una torre de 10 pisos?". Troitiño respondió: "Sabíamos que al lado de Hipercor había viviendas".

Ninguno de los dos etarras detalló el atentado, aunque insistieron en que no recibieron instrucciones de nadie y que ellos tomaron la decisión de colocar la bomba. Asumieron la responsabilidad del crimen múltiple y afirmaron que lamentan el resultado porque no era lo que intentaban conseguir. "Fue una acción de sabotaje económico", precisó Troitiño, "queríamos hacer el mayor daño al capital español y al francés".

Los dos procesados destacaron que cometieron un error al confiar en que el edificio sería desalojado tras las tres llamadas telefónicas de aviso que realizaron, y culparon a la policía y a la dirección de los almacenes por no haberlo hecho.

Mientras Troitiño se negó a entrar en consideraciones sobre el tamaño del artefacto afirmando "cuando sale mal, sale mal", Ernaga aseguró que el atentado no supuso un salto cualitativo en las acciones de ETA. "Asuminos la responsabilidad de la acción", dijo, "pero tuvimos que seguir adelante porque los problemas del País Vasco siguen.".

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Los dos terroristas fueron desalojados de la sala cuando después de finalizar su declaración, Troitiño pretendió hacer un alegato político. En ese momento, algún familiar de los fallecidos exclamó: "Dejadles que vengan aquí y se sienten conmigo, a mi lado".

Polémica

Como testigos declararon agentes del Cuerpo Nacional de Policía, guardias urbanos y el director en funciones de Hipercor el día del atentado, así como el jefe del equipo de vigilantes de la empresa. Propiciada por el abogado de los perjudicados, que intenta conseguir las mayores indemnizaciones para sus clientes, se entabló una polémica sobre una posible responsabilidad por no haber desalojado los almacenes al recibir las amenazas de bomba.Los policías aseguran que ellos propusieron el desalojo y que fue el director el que les hizo ver que el edificio era muy grande y que se había pasado la hora anunciada para la explosión. El encargado de guardia en Hipercor y el jefe del equipo de vigilantes insistieron en que habían recibido anteriormente amenazas de bomba, aunque siempre falsas, por lo que, al no haberse encontrado ningún paquete sospechoso, no parecía aconsejable el desalojo, que, por otra parte, según ellos, era decisión de la policía.

La polémica, sin embargo, es estéril, ya que ni la dirección de Hipercor ni ningún agente de la policía están procesados, y por tanto nadie puede ser condenado, lo que hace inviable que se pueda declarar la responsabilidad civil del Estado o de la empresa.

Bola de fuego

También declaró como testigo José Vargas, un agente de ventas que resultó herido leve en el atentado. Vargas, que presenció la explosión cuando se encontraba en la planta de alimentación con su mujer y su hijo de tres años, explicó: "Vimos cómo se nos venía encima una bola de fuego. Yo me tiré encima del niño para que no le pasara nada. De milagro no nos quemamos vivos. Una chica que había a nuestro lado sí sufrió quemaduras y tuvo que ser internada en la residencia Valle de Hebrón".El juicio se reanuda hoy con los informes de los peritos sobre explosivos, y la exposición de las conclusiones definitivas del fiscal y los abogados.

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