La joven que mató con ácido a una azafata dice que actuó amenazada por su novio

Inmaculada Gómez Camacho, de 26 años de edad, admitió ayer ante un tribunal de la Audiencia de Barcelona que arrojó ácido fluorhídrico en el rostro de Victoria Bara Labarta, una joven azafata de congresos que murió tras una dolorosa agonía. La acusada, para la que el fiscal pide 30 años de prisión, sostuvo que actuó de esa manera por las amenazas de su novio, el uruguayo Ricardo Pérez Llobet, que huyó de España.

La procesada no dejó de llorar a lo largo de todo el juicio, celebrado en la Sección Cuarta de lo Penal, mientras explicaba al tribunal cómo su novio le preparó, dándole todo ti...

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Inmaculada Gómez Camacho, de 26 años de edad, admitió ayer ante un tribunal de la Audiencia de Barcelona que arrojó ácido fluorhídrico en el rostro de Victoria Bara Labarta, una joven azafata de congresos que murió tras una dolorosa agonía. La acusada, para la que el fiscal pide 30 años de prisión, sostuvo que actuó de esa manera por las amenazas de su novio, el uruguayo Ricardo Pérez Llobet, que huyó de España.

La procesada no dejó de llorar a lo largo de todo el juicio, celebrado en la Sección Cuarta de lo Penal, mientras explicaba al tribunal cómo su novio le preparó, dándole todo tipo de instrucciones, para la agresión a Victoria.La acusada y Ricardo Pérez Llobet mantuvieron relaciones durante 8 años, tiempo en el que llegaron a convivir una temporada en Brasil. La relación entre ambos se rompió, pero se reanudó en febrero de 1987. Inmaculada dijo ayer que sabía que su novio había salido algún tiempo con Victoria.

En el otoño de 1987, "Ricardo me dijo que esa chica le había hecho mucho daño y que tenía que ayudarle a desfigurarle la cara". Más tarde, los comentarios se volvieron amenazas, según contó la procesada. Inmaculada insistió ante el tribunal en el miedo que le produjo Ricardo, que le enseñó fotografías de Victoria para que la identificara.

También le ordenó que comprara un litro de ácido fluorhídrico, sustancia tóxica y con una causticidad que supera la del ácido sulfúrico. Entre los días 23 y 26 de noviembre, Ricardo condujo a la acusada a la Fira de Barcelona, donde Victoria trabajaba como azafata, para que se familiarizara con su cara para lo que también le entregó dos fotografías. Ricardo planeó la compra de un litro de ácido fluorhídrico para arrojarlo contra Victoria y dispuso que la ejecución de su plan lo haría Inmaculada.

A la salida del portal

"Le dije que no quería hacerlo, se lo quise sacar de la cabeza porque a mi no me va hacer mal a nadie", dijo la acusada entre sollozos. "¿Si era consciente de la maldad de la proposición, por qué no lo denunció a la policía?, preguntó el letrado de la acusación. "Tenía miedo", contestó Inmaculada que insistió en que "creía todo lo que decía él". ¿Pero usted no le recriminó?, insistió un abogado. "Oiga, yo no hablaba; era él el que hablaba".El 1 de diciembre de 1987, Inmaculada compró el ácido en una droguería de Barcelona, diciendo que lo necesitaba para trabajar con vidrio. La procesada insistió en que ignoraba que los efectos del ácido podían ser mortales. "Pensé que se podía hacer [por Victoria] la cirugía estética. En casa vacié el recipiente y puse un poco de líquido en otra botella", explicó.

Ese mismo día se dirigió al domicilio de Victoria, de la avenida Mistral de Barcelona; esperó a que saliera por el portal, se acercó y le arrojó el contenido de la botella sobre el rostro. Un amigo de la víctima que la esperaba acudió a socorrerla pero al intentar limpiar su cara se quemó las manos. La joven fue conducida inmediatamente al hospital Clínico de Barcelona, pero falleció tras sufrir terribles dolores durante dos horas.

Varios días antes del hecho, Ricardo abandonó el país; contra él hay orden de busca y captura. Inmaculada dijo en el juicio que salió de España a los dos días, al enterarse por la prensa de que Victoria había muerto.

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