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Hipnosis

No. Están muertos. Ésta fue la primera reacción de un joven de 16 años cuando en estado de hipnosis le pusieron en las manos, lejos de sus ojos cerrados, un recorte de prensa que reproducía dos rostros, trágicamente más famosos por el modo de su muerte que por su ilustre apellido. Habían sido asesinados hacía varios años. La polémica sobre este suceso llena desde entonces los medios de comunicación.La hipnosis, que ha pasado de tener un sabor oculto y mágico a un método de tratamiento en manos de profesionales de la medicina, guarda todo lo extraño de lo que no es fisicarnente asequible, de todo aquello que aparece representado por aquella frase que si no pertenece al apóstol Tomás, por lo menos ha hecho que éste llegue con frescura a nuestro tiempo: Si no lo veo no lo creo.

Y es que presenciar cómo un joven, que apenas conoce superficialmente el suceso, reproduce. y sigue a los autores del asesinato a través de las dependencias de una casa; sentir como él siente, a través de sus gestos y de sus palabras, los disparos que terminaron con la vida de estas dos personas y cómo reproduce el dolor, el miedo y la tensión del momento con pinceladas tan minuciosas que exigen un cuidadoso seguimiento de todos los hechos, produce un fuerte escalofrío y una necesaria escapada a racionalizar el hecho y, cómo no, a buscar el fraude en la experiencia. Pero eres consciente de que en aquella habitación y en aquellas personas el fraude se te escapa, y sólo queda la comunicación -¿entre mentes?- como recurso. Quizá no es la verdad del suceso, pero qué decir del dolor, el miedo y el relato. He presenciado en otrasocasiones sesiones de hipnosis, y en todas ellas he contemplado la hipersensibilidad de los personajes en este trance hacia el resto de las personas que estaban con ellas y la certeza de que la persona en este estado no conocía a aquella de la que estaba hablando. He visto la cara de estupefacción que ésta ponía al recibir las palabras de la persona en trance hipnótico, pero, sobre todo, tenía la certeza real de que tras estas palabras no había nada, no se esperaba conseguir nada.

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