Unos frutos muy exóticos

El cocotero es una especie arbórea tropical, perteneciente a la familia de las palmáceas, de la que se aprovechan desde sus frutos hasta sus raíces. Lo que nadie había descubierto hasta ahora es que los frutos -los cocos- podían servir para esconder dentro de su cáscara leñosa un importante alijo de cocaína, como ha demostrado la policía española.El albañil Ángel de la Rica miraba ayer con incredulidad los miles de cocos almacenados en una nave que él mismo arrendó el pasado jueves. "Puse un anuncio en la revista Segunda Mano", relató De la Rica, "y vino un señor que me lo alquiló, aunque no h...

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El cocotero es una especie arbórea tropical, perteneciente a la familia de las palmáceas, de la que se aprovechan desde sus frutos hasta sus raíces. Lo que nadie había descubierto hasta ahora es que los frutos -los cocos- podían servir para esconder dentro de su cáscara leñosa un importante alijo de cocaína, como ha demostrado la policía española.El albañil Ángel de la Rica miraba ayer con incredulidad los miles de cocos almacenados en una nave que él mismo arrendó el pasado jueves. "Puse un anuncio en la revista Segunda Mano", relató De la Rica, "y vino un señor que me lo alquiló, aunque no habíamos llegado a hacer el contrato escrito".

El hombre, aún no identificado, que alquiló el almacén del pueblo de Barajas pagó sin rechistar las 75.000 pesetas correspondientes al primer mes y otra cantidad igual que Ángel de la Rica le pidió como garantía. Quedó aplazada la firma del contrato por un año, debido a que el arrendador no conocía el número de la licencia fiscal de la empresa de Móstoles (Madrid) que le había encargado tal gestión. Al parecer, esta empresa no existe.

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El viernes llegaron al camino viejo de Hortaleza dos camiones y descargaron en la nave 30.000 kilos de cocos. Uno de los que participaron en esta tarea fue un hijo de De la Rica, al que le pagaron 5.000 pesetas por el trabajo.

Algunos de los cocos estaban húmedos y los responsables de la mercancía se mostraron muy mosqueados cuando alguno de los descargadores hacía demasiadas preguntas o cuando intentó que le regalaran uno de los frutos: "Espera que te escojamos uno bueno porque hay bastantes que están podridos", dijeron.

El método de introducción de la cocaína era perfecto: los traficantes cortaban con una sierra la cáscara leñosa y, tras sacar el agua y la pulpa comestible, introduccían la cocaína. Después, un poco de pegamento... y el engaño era totalmente imposible de descubrir. A los hombres del Servicio Central de Estupefacientes les ha costado muchos meses de trabajo.

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