RELIGIÓN

Juan Pablo II autoriza el proceso de canonización de 26 'mártires' de la guerra civil

Juan Pablo II ha dado el visto bueno para que puedan ser llevados a los altares otros 26 mártires de la guerra civil española, asesinados, dice el Papa, "por odio contra la fe". Se trata de religiosos de la congregación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo (pasionistas) que murieron entre el 23 de julio y el 23 de octubre de 1936.

Para la beatificación de dichos religiosos no será necesario esperar que hagan milagros, ya que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha decretado, en presencia del papa Wojtyla, que fueron ejecutados por el odio de sus asesinos hacia su fe.El problema...

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Juan Pablo II ha dado el visto bueno para que puedan ser llevados a los altares otros 26 mártires de la guerra civil española, asesinados, dice el Papa, "por odio contra la fe". Se trata de religiosos de la congregación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo (pasionistas) que murieron entre el 23 de julio y el 23 de octubre de 1936.

Para la beatificación de dichos religiosos no será necesario esperar que hagan milagros, ya que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha decretado, en presencia del papa Wojtyla, que fueron ejecutados por el odio de sus asesinos hacia su fe.El problema de los mártires de la llamada cruzada española ha sido siempre un tema delicado en el Vaticano. El papa Pablo VI paró deliberadamente dichos procesos de beatificación para no remover heridas y porque no faltaba quien le decía que, en aquella dolorosa historia, no era fácil distinguir quiénes habían muerto por motivos de fe y quiénes por motivos políticos.

El papa Wojtyla, por su parte, ha pensado que no había ya motivos para impedir la canonización de dichos mártires y dio luz verde a la Congregación para la causa de los santos para que volviese a abrir los procesos.

Los obispos españoles, cuando Juan Pablo II tomó tal decisión, se revelaron más bien prudentes. El entonces presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo Gabino Díaz Merchán, comentó en Roma que no existía ninguna voluntad de levantar una polémica por esta cuestión ni un apresuramiento por una beatificación en masa de dichos mártires. Según Díaz Merchán cada caso sería estudiado personalmente.

Existen diversas versiones sobre el número de posibles candidatos a los altares muertos violentamente durante la guerra civil. Según el obispo Antonio Montero, se trataría de 11 obispos y otras 10.000 personas entre sacerdotes y religiosos. Otras fuentes, en cambio, dan cifras muy inferiores y situan en cerca de 7.000 los candidatos a los altares.

Procesos caros

Por ahora, los primeros que han llegado a la meta son todos religiosos. Primero fue un grupo de carmelitas descalzas y ahora 26 pasionistas. La aceleración del proceso depende de quién lo presente.Como ha señalado el procurador de una congregación religiosa, son las órdenes e institutos los que están mejor organizados y gozan de mayores medios, incluso económicos, para apoyar los procesos que, entre unas cosas y otras resultan muy caros.

Distintos medios del Vaticano aseguran que el interés de Juan Pablo II por aumentar el cupo de los mártires de la cruzada española responde al amor de este Papa por los beatos y santos "en general". Es el Papa que proporcionalmente ha promovido más candidatos a la gloria de Bernini. Destacan también que le gustan sobre todo quienes han dado la vida por defender la fe, es decir, los mártires.

La causa de los 26 religiosos que ha encontrado ahora vía libre está encabezada por Vicente Díaz Tejerina y 25 compañeros. Todos ellos pertenecían a la comunidad que la congregación de los pasionistas tenía en Daimiel (Ciudad Real).

Todos murieron entre el 23 de julio y el 23 de octubre de 1936 en diversos lugares. Vicente Díaz Tejerina murió en Manzanares el Real, en Madrid. La causa se inició en enero de 1952.

De las 2.000 causas de beatificación abiertas en relación con los casi 7.000 sacerdotes y religiosos muertos durante la guerra -informa Efe-, sólo prosperaron hasta ahora las de tres religiosas carmelitas descalzas que la iglesia venera como vírgenes y mártires desde el 29 de marzo de 1987, fecha en que fueron beatificadas por Juan Pablo II.

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