Menos impuestos y mejor administración
La contribución urbana ha subido en Madrid en un 63,9% por término medio en sus bases tributarias a lo largo de 1988, según el autor de este artículo y portavoz de Alianza Popular en el Ayuntamiento. La actitud de los concejales socialistas y de Izquierda Unida, que se opusieron sin éxito a una congelación de los tipos aplicables a este impuesto, es tildada de demagógica por el político conservador.
He leído con atención los artículos que en este mismo diario han escrito Alfredo Tejero, teniente de alcalde y responsable de la hacienda municipal, y Francisco Herrera, portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Madrid, en los que coinciden en reaccionar negativamente ante el acuerdo adoptado mayoritariamente en el pleno municipal de congelar, en lo posible, la presión fiscal a los madrileños.Vaya por delante mi agradecimiento personal por el reconocimiento público de que el esfuerzo fiscal de los ciudadanos de Madrid va a ser ligeramente suavizado -otra cosa no hemos podido hacer- por la coincidencia de los votos de Alianza Popular y del CDS -lo que, por desgracia, no es siempre fácil-, que han puesto por encima de sus intereses políticos particulares los de todos los madrileños.
Esta decisión municipal -repetida el ejercicio anterior- de resistencia a una política constante del aumento del gasto público a costa de los bolsillos de los madrileños deja bien a las claras la filosofía fiscal que mantienen los grupos políticos representados en el Ayuntamiento.
El PSOE e IU quieren recaudar más subiendo la presión fiscal, acudiendo al endeudamiento, a las mayores transferencias públicas o a lo que sea, con tal de poder gastar más y dominar así desde todos los sectores públicos a la sociedad.
Por el contrario, los programas electorales de AP y CDS expresan el criterio del mantenimiento de la presión fiscal, al menos en los dos primeros años de la nueva corporación, que ahora -precisamente- se cumple, con el deseo, al menos en lo que a AP se refiere, de no continuar con la política de crecimiento constante del gasto público a costa de lo que sea, especialmente subiendo la presión fiscal directa para así imponerse a la sociedad. Justamente creemos que, frente a las tesis de la denominada izquierda política, el camino progresista -el que produce mayor progreso social y económico- reside en dejar participar a la sociedad civil con mayor intensídad y no limitar su presencia en la parte política.
Nosotros creemos que no es cierto lo afirmado por los representantes del PSOE y de IU de que con la contención de la presión fiscal se pongan en peligro los servicios municipales, ni en su cometido ni en su calidad. Ni que se deja de abordar la promoción de viviendas en el futuro, se ponga en peligro el Plan de Empleo Juvenil o que empiece a distinguirse entre servicios para ricos y para pobres.
Todo esto no es más que pura demagogia para asustar -aunque no creo que lo consigan- a los madrileños. Lo cierto es que los responsables municipales no se han convencido todavía de que lo que hay que hacer es administrar los fondos públicos con mayor sentido de la austeridad, con adecuación a las reales necesidades -no inventadas- de los madrileños y con restricción de los gastos superfluos o de pura propaganda política. Es decir, administrar bien, jerarquizando las necesidades de la ciudad y de sus habitantes en función de éstos y aquélla, no de la rentabilidad política del gobernante.
Mayor recaudación
Pero toda esta filosofía ha de contrastar con lo acordado en el pleno municipal de ordenanzas y que tanto ha escandalizado a los sectores de nuestro Ayuntamiento y que, a su vez, tanto ha satisfecho a los ciudadanos.
La contribución urbana ha subido en un 63,9% por término medio en sus bases tributarias a lo largo de 1988, y gracias a AP y al CDS el tipo impositivo bajó al 14,35%, y aun así, ahora los madrileños están dándose cuenta en sus recibos del incremento que han de soportar. El Ayuntamiento, aun con esta disminución del tipo impositivo, va a recaudar más de lo que había previsto, con lo que llegará a fin del año con una liquidación presupuestaria que arroje un resultado muy favorable a las arcas municipales.
Por eso nosotros hemos propuesto que el tipo se redujera al l2,5%; el CDS, al 13,75%, y al final nos pusimos de acuerdo en el 13,25%, frente a la propuesta del PSOE de mantener el 14,35% o la de IU de subir al 18%.
Las ordenanzas fiscales en su conjunto se presentaron con un incremento medio de un 3%; tampoco la tesis oficial prosperó y se quedarán firmes en la misma cuantía que este año.
Y nos quedaba la posibilidad de mejorar la situación fiscal de los comerciantes y profesionales, por lo que propusimos la supresión de la tasa de recogida de residuos sólidos urbanos (recogida de basuras). Pero aquí no hubo acuerdo con el CDS; nos quedamos solos y, por tanto, no pudo prosperar nuestra propuesta.
Quede claro que ninguna de nuestras propuestas perjudica al Ayuntamiento, ni mucho menos a los ciudadanos. El presente ejercicio, el superávit municipal fue de 13.000 millones según el PSOE, nosotros creemos que incluso más, y este año vamos por el mismo camino, lo que evidencia que se puede prescindir de muchos ingresos sin disminuir ningún servicio municipal.
Que eso es seguir la pauta marcada por el dúo Reagan-Thatcher tampoco es para escandalizar demasiado, porque con esa política se ha podido, en sus países, incrementar el número de puestos de trabajo de modo espectacular, frenar la inflación y mantener una intensa actividad de la sociedad civil bajo el control de una fuerte Administración pública. Es decir, todo lo que desde el aspecto teórico se predica de una buena administración; lo intenta el Gobierno PSOE en el marco nacional y no lo consigue en el ámbito municipal. Menos mal que de cuando en cuando se impone la racionalidad y las fuerzas de centro-derecha votan unidas.
En todo caso, ya saben los madrileños quiénes quieren subir los impuestos y gastar más, y quiénes entendemos que hay que gastar menos, administrar mejor y, por tanto, exigir menos impuestos.
es portavoz del grupo de concejales de Alianza Popular.
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