Arte fugaz

Muchos músicos deben plantearse su carrera desde el lado oscuro. Esto significa pocas actuaciones, dificultades para grabar y la imposibilidad práctica de mantener un grupo de acompañamiento estable. Algunos, no muchos, emanan talento, y Manolo Tena está entre ellos. Tiene una sensibilidad especial para desarrollar excelentes melodías; sus cuidados textos son amargos, desesperanzados y realistas; su voz desgarrada y personal expresa y transmite sentimientos profundos en sus mejores momentos.Manolo Tena tiene méritos sobrados para ocupar un lugar propio e insustituible en el panorama musical español que le permita desarrollar su trabajo sin dificultades, con garantías de continuidad. Sus actuaciones en la Sala Elígeme durante toda esta semana significan la presentación de una nueva etapa en solitario tras la disolución de Alarma, su anterior grupo, y la demostración de las virtudes y carencias del artista. Sobre el escenario, Manolo Tena es un intérprete magnífico e irregular, capaz de alternar momentos brillantísimos de entrega, expresividad y comunicación con otros en los que parece falto de concentración e intensidad. En cualquier caso, algunos instantes y canciones de la actuación de Manolo Tena valen más que horas de vacuidad de otros artistas. Al público le corresponde apreciar este arte de lo fugaz y al cantante convertir en norma estos momentos, superando con disciplina una situación en la que él mismo puede ser su principal enemigo.