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Crítica:CINE EN TELEVISIÓN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Las puertas

Si Ernst Lubitsch debe pechar con el sambenito del touch y el calificativo cineasta de las puertas, indiscutiblemente ha de ser por algo. Un ladrón en la alcoba (Trouble in Paradise), la película que realizara en 1932 entre Una hora contigo y su episodio de Si yo tuviera un millón, es para muchos entusiastas del autor la mejor de sus obras y confirma de modo rotundo tales clasificaciones. Desprovista de la aureola mítica de To be or not to be o Ninotchka y de sus ecos populares, Un ladrón en la alcoba es, sin embargo, paradigma de un estilo único de comedias. Comedias, claro está, perdidas en algún lugar del bosque del tiempo. Basta con asomarse a la primera página de la actualidad y ver, por ejemplo, Los pacientes de un psiquiatra en apuros o Bitelchus para certificarlo. Un ladrón en la alcoba es, además, una de esas películas a las que nada sobra y nada falta, situadas en la cúspide.Mas aún, Un ladrón en la alcoba nace del vientre de la modestia. No tiene, o no parece tener, pretensiones. No posee ánimos de constituirse, pese a que se constituya, en la perfección del género, en la exactitud del tempo, esa cadencia necesaria en toda comedia que se precie y que controla los hilos del diálogo -extraordinarios diálogos- y de la duración de las escenas.

Volviendo al principio del touch y las puertas, brillan como nunca en esta película en la historia de dos ladrones de guante blanco -Herbert Marshall y la egregia Miriam Hopkins, excelentes- a quienes el destino une profesional y sentimentalmente.

El touch se manifiesta con toda su fuerza a través del credo personal lubitschiano, la sutileza y elegancia al abordar un gag, como ese cenicero en forma de góndola que remite a un atolondrado Edward Everett Horton a esa Venecia en la que él sigue buscando un rostro. Es un ejemplo como hay docenas en el filme que demuestra el estado de gracia de la comedia y su sarcástico discurso sobre las relaciones humanas y sus fuentes de placer.

Un ladrón en la alcoba es, pues, una cima de Lubitsch. Pero no debe entenderse por ello que sus posteriores filmes no le anden a la zaga. Como podrá comprobarse los próximos lunes, Una mujer para dos, La viuda alegre, La octava mujer de Barba Azul, El bazar de las sorpresas, El diablo dijo no y El pecado de Cluny Brown, entre otros, mantienen a Lubitsch en esa cima.

Un ladrón en la alcoba se emite por TVE-2, a las 21.20.

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