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Un informe judicial británico revela errores en el diagnóstico de abusos sexuales a menores

La falta de comunicación entre distintos organismos responsables del bienestar de los niños y el exceso de celo de dos pediatras de Cleveland (noreste de Inglaterra) provocaron uno de los mayores escándalos ocurridos en el Reino Unido en el campo de la protección infantil cuando 121 niños fueron separados de sus padres por haber sido presuntamente sometidos a abusos sexuales, según indica un informe judicial publicado ayer. Muchos de los diagnósticos fueron erróneos y provocaron graves daños a las familias.

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En la primera mitad del año pasado, Marietta Higgs y Geofrey Wyatt, pediatras del hospital de Middlesborough (Cleveland), diagnosticaron 121 casos de abusos sexuales. Los niños fueron separados de sus padres y la incertidumbre y las suspicacias se apoderaron de las familias, muchas de las cuales siguen aún bajo los efectos del trauma cuando 98 niños ya han vuelto con sus padres. La magnitud del problema y los indicios racionales de que se estaba produciendo un monumental error llevaron a la suspensión de funciones de los doctores y al establecimiento de una investigación judicial.El informe elaborado por la juez Elizabeth Butler-Sloss fue hecho público ayer y atribuye responsabilidades en el fiasco a todos los implicados, pero sin establecer un fallo definitivo sobre competencia profesional, que también sirvió para descubrir casos de auténticos abusos.

Con respecto a los pediatras el informe señala que ambos deberían haber considerado si estaban actuando en el mejor interés de padres y niños. "Hay que criticarles por no haberlo hecho y por el exceso de confianza con el que prosiguieron la detección de abusos sexuales en los niños", dice la juez.

Dilatación anal

Higgs y Wyatt basaron sus diagnósticos en la dilatación anal refleja que mostraban los niños, una reacción que puede ser provocada por un simple constipado o por un dolor de tripas, y que ellos atribuyeron sin género de dudas a que los críos habían sido sometidos a asaltos sexuales. La evidencia presentada durante la investigación ha producido "un consenso de que la dilatación anal es anormal y sospechosa y requiere investigación adicional", dice el informe, pero "no es en sí evidencia de abuso anal".El informe británico, que crítica también la actuación de los servicios sociales y la. policía, indica que no debe minusvalorarse el problema de los abusos a los menores, que la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad sobre los Niños cuantificó el año pasado en 7.119 casos, sólo en lo relativo a abusos sexuales.

La primera reacción gubernamental ante este info: me ha sido la de anunciar en el Parlamento la creación de una Oficina de Protección Infantil con capacidad para investigar en profundidad las denuncias de abusos sobre menores. A la luz de este caso, el Gobierno va a reforzar los órganos de protección infantil, para lo que dedicará 1.400 millones de pesetas en la mejora la preparación de quienes han de tratar con este tipo de casos.

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