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FESTIVAL DE CINE DE BARCELONA

"Los guionistas somos los primeros novelistas que tuvo Italia", afirma Suso Cecchi d'Amico

La autora escribió para Luchino Visconti 'Rocco y sus hermanos'

Suso Cecchi d'Amico, guionista de los mejores cineastas del neorrealismo italiano, participa en el simposio sobre creatividad que organiza el festival. En una entrevista con este diario manifestó que los inventores del guión fueron en realidad los italianos, que, sin medios y sin tradición literaria, crearon historias para el cine, convirtiéndose "en los primeros novelistas que tuvo Italia".

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"Excepción hecha de Manzoni, nuestra tradición narrativa brilla por su ausencia", dice. "Fuimos nosotros, la gente del cine quienes descubrimos a los literatos cómo y dónde encontrar historias para ser contadas y la manera en que podían contarse. La novela en Italia empieza después de la guerra, con Brancatti, Moravia, Bassani... Y, en parte, esta ausencia significó una mayor libertad de acción para nosotros".Para Suso Cecchi d'Amico la historia del guión es muy simple de establecer: "El primer cine (americano por definición, aunque se inventara en Francia) dependía de los productores. Ellos escogían el tema, el señor que iba a escribirlo y de qué manera. Organizaron fábricas de guiones en las que se trabajaba en cadena: estaba el departamento especializado en gags, el que resolvía las escenas amorosas, el que escribía las secuencias de calle, etcétera. Incluso había el responsable de dibujar minuciosamente los desplazamientos de la cámara. El director era una suerte de director de orquesta que, por encima de todo, quedaba obligado a no cambiar nada en absoluto de cuanto se le indicaba por escrito".

De estas fábricas surgían unos guiones muy teatrales, basados en el diálogo, comedias confeccionadas a partir de un único plano". Y aunque hubo "honrosas excepciones", señala Suso Cecchi, "casos aislados como el de Grifflth", eso era todo el cine. "Fuimos nosotros, con el invento del neorrealismo, quienes cambiamos la manera de escribir para el cine, en primer lugar porque disponíamos de unos medios muy precarios que no permitían la especialización. Podíamos hacer un cine pobre, rodado en la calle, sin actores y sin recursos ni estudios. Los resultados fueron buenos, tanto que los americanos decidieron imitarnos".

"Los americanos han sabido aprovechar la lección. Su cine ha invadido todos los mercados. Nosotros, en cambio, atravesamos un largo período de crisis porque a la muerte de los, grandes, De Sicca, Visconti, Passolini... no ha seguido una oferta de recambio válida. Incluso el cine australiano es hoy mejor que el nuestro".

Cecchi d'Amico, cuyo nombre toscano (Suso) la ha llevado a ser tratada de hombre en manuales y diccionarios cinematográficos, se considera "una artesana que adapta a las exigencias de cada director. Cada guión tiene su propia historia. Por ejemplo, para Rocco y sus hermanos, Visconti no tenía en absoluto clara la idea de lo que quería contar. En un principio quería que fuera la continuación de La terra

trema y que hubiera una familia con cinco hijos varones. La familia siempre fue el tema que le sedujo. Pero el porqué de los cinco hijos varones, por qué cinco y no siete, no tenía explicación. Al final para dar una razón dijimos que cinco, como los dedos de la mano, sin más".

Normalmente, explica Suso Cecchi, se nutrían de las informaciones que daban los periódicos para fijar las anécdotas de sus guiones. En Rocco hubo también un viaje a Milán para descubrir cómo vivían los emigrados. "Fue en esta ciudad donde supimos de la afición de los meridionales emigrados por el boxeo. No entendíamos su afición pero teníamos el hilo de nuestra historia".

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