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Brasil entregó por última vez en 1983 a un delincuente reclamado por España

Brasil entregó a España en 1983 al delincuente Alfredo, Quintas Gallego, al que se le imputaba un atraco en una caja de ahorros de Vigo. Quintas fue detenido en Río de Janeiro al intentar asaltar una joyería y su entrega a España se efectu6 de acuerdo con el principio de reciprocidad. Un año más tarde, en 1984, España solicitó también, a cambio de un delincuente brasileño, la entrega de Vicente Rubio Díaz, acusado de un delito de estafa. El Tribunal Supremo de Brasil no concedió la extradición al considerar que el delito ya había prescrito.

Éstas fueron las últimas extradiciones que España planteó a Brasil acogiéndose a un principio ambiguo e impreciso como la reciprocidad (un delincuente a cambio de otro). A partir de hoy, y con la firma del nuevo tratado de extradición, España y Brasil reglamentarán definitivamente la entrega de los perseguidos por sus aparatos judiciales.La firma de este documento se efectuará hoy en Brasilia. Actuará en representación del Gobierno español el ministro de Justicia, Fernando Ledesma, quien llegó ayer por la mañana a la capital brasileña, después de una escala de 24 horas en Río de Janeiro.

"El convenio de extradición entre España y Brasil es el fruto de muchos meses de trabajo y negociaciones. De ninguna manera puede calificarse como una operación de propaganda con la que responder a la polémica provocada por las últimas evasiones", aseguraba ayer un portavoz del Ministerio de Justicia español en Río de Janeiro. Este técnico, que acompaña y asesora al ministro en este viaje, se lamentó de que la justicia española no utilice en todas sus posibilidades los tratados de extradición. Aseguró que en muchos casos estos abandonos están motivados por los graves problemas estructurales que padece la Administración de justicia en nuestro país.

España solicita al año una media de 45 extradiciones. La mayor parte se plantea a los países de Europa occidental. Como contrapartida, a España se le plantean anualmente una media de más de 200 extradiciones. El país que más extradiciones reclama a España es la República Federal de Alemania, lo que prueba la celeridad y eficacia de su aparato judicial.

La nueva política del Ministerio de Justicia español no culmina con el tratado que se firmará hoy en Brasilia. El 9 de febrero Estados Unidos y España suscribirán un convenio complementario de extradición al ya existente, en el que se incluirán nuevos delitos.

El tratado de extradición con Brasil, aun siendo muy importante y significativo, adolece de algunas lagunas. Al parecer, estos problemas se han planteado por la falta de experiencia de la Administración brasileña en la tramitación y regulación de este tipo de convenios.

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La laguna más importante y significativa del tratado se refiere a la imposibilidad de que España pueda estar presente en los procedimientos judiciales de extradición que se celebren en el Tribunal Supremo de Brasil, defendiendo la demanda y la entrega del imputado. España, según el convenio, mantendrá sólo una actitud pasiva en el seguimiento judicial, lo que podría restar fuerza en el momento de discutir judicialmente cada uno de los casos.

Una situación similar se creó en Quito, a raíz de la petición de extradición de Ignacio Baixeras, uno de los implicados en el caso de la colza. España no actuó activamente en la vista y perdió la reclamación.

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