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Un adversario de la opción "supercero"

El ministro de Defensa de la República Federal de Alemania, Manfred Woerner, tres días después de la firma del prinier acuerdo de desnuclearización del viejo continente, del que fue uno de sus principales adversaríos fue elegido ayer al frente de la Alianza Atlántica, la organización dedicada a la defensa de Europa occidental.Este paradójico nombramiento es acaso un premio para un político de reconocido prestigio internacional, como ha dicho el canciller de la RFA, Helmut Kohl, pero que se resistió hasta el último momento a dar su acuerdo a una opción doble cero que, en su opinión, suponía ciertos riesgos para la defensa de Europa.

Presentada por Kohl en agosto, la candidatura de Woerner contó rápidamente con el apoyo de EE UU, cuyo secretario de Estado, George Shultz, pidió, al parecer, al aspirante noruego, Kare Willoch, que retirase la suya, y también con el respalldo de Francia, que a pesar de no es tar íntegrada en la estructura militar de la OTAN juega un cierto papel en el nombramiento. El Gobierno de París desea a cambio conservar la presidencia de la Comisión Europea.

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Gracias a esta combinación de factores, un alemán occidental accederá por primera vez, en junio, a la secretaría de la Alianza Atlántica, consagrando, según Kohl, el "protagonismo que desempeñamos en ella". Otros dos compatriotas del ministro ocupan, sin embargo, puestos relevantes en la organización, como el general W. Altejaburg al frente del Comité Militar y Henning Wegener, secretario general adjunto para Asuntos Políticos.

Militar de vocación

Nacido en septiembre de 1934 en Stuagart, Woerner, que pertenece a una generación exonerada del servicio militar, ha tenido desde su adolescencia una cierta afición por la ciencia militar, hasta el punto de defender -con 27 años- en Múnich una tesis doctoral sobre El estacionamiento de tropas extranjeras en el territorio de un país amigo.

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Empezó la carrera estudiando derecho en Heidelberg, se trasladó más tarde a París, donde asistió a clases de filosofia, y acabó sus estudios universitarios en Múnich, pero su afición castrense le condujo a matricularse en 1966, una vez instalado en Bonn, en los cursos para oficiales de reserva, en los que consiguió primero la licencia de copiloto de Starfighter y después la de piloto de avión de reacción.Con sus 1.200 horas de vuelo, Woerner es, a sus 53 años, teniente coronel de reserva de la fuerza aérea alemana y su inagotable pasión por las armas le ha incitado a vestir, con una frecuencia inhabitual para un ministro de Defensa, el uniforme de combate para asistir a maniobras, manchándose de barro hasta las rodillas y charlando con unos oficiales entre los que suele ser popular a pesar de algunas meteduras de pata.

Woerner, que se afilió con 21 años a la Unión Cristiana Democráticá (CDU) y que con 32 entró en el Bundestag (Parlamento federal), estuvo a punto de perder su cartera de ministro a los 14 meses de haberse hecho cargo de la de Defensa, cuando el 31 de diciembre de 1983 jubiló anticipadamente al general con mayor graduación de la Bundeswehr, Gunther Kiessling, al que un informe de la seguridad militar (MAD) presentaba como "sujeto a riesgo" a causa de sus tendencias homosexuales. Kiessling, señalaba el informe, frecuentaba saunas de Colonia cuya clientela es homosexual.

El recurso presentado por el general sancionado, las protestas de numerosos compañeros suyos de carrera y la apertura de una investigación por parte de la comisión parlamentaria de Defensa amenazaron a Woerner, que en un vano intento de probar la culpabilidad de Kiessling invitó a Bonn al periodista suizo Otto Ziegler, un controvertido militante gay incapaz de aportar el menor indicio que avalase las tesis del MAD.El general fue finalmente rehabilitado y retiró su queja contra el ministro, que si se exceptúan algunos pequeños escarceos con otros oficiales por promover a compañeros suyos excesivamente jóvenes, ha recuperado su popularidad, gracias en parte a la habilidad con la que rebatió los argumentos de los verdes y del poderoso movimiento pacifista opuesto al despliegue de los misiles Pershing 2.

Polémico, extravertido y hombre de acción, Woerner acabó convenciendo a la Administración de EE UU, a principios de los años ochenta, de que podía ser también diplomático, y desde entonces su nombre se ha barajado con regularidad para el delícado cargo al frente de la OTAN que desempeñará a partir de junio.

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