El empresario Luis Vila reconoce que mantuvo relaciones con quien organizó el 'Irangate' italiano

El empresario catalán Luis Vida Relats, contra el que se ha dictado orden internacional de busca y captura por supuesta implicación en el Irangate italiano, desmintió ayer a este periódico ser agente comercial del Gobierno de Siria y negó estar vinculado al tráfico de armas a cualquier país, incluida la zona de Oriente Próximo. Vila reconoce, sin embargo, haber mantenido relaciones comerciales con el cerebro de la operación, Aldo Anghessa, que entonces escondía su personalidad bajo ell nombre supuesto de Aldo Marangoni, actualmente detenido en la prisión militar de La Spezia (Italia). Según el...

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El empresario catalán Luis Vida Relats, contra el que se ha dictado orden internacional de busca y captura por supuesta implicación en el Irangate italiano, desmintió ayer a este periódico ser agente comercial del Gobierno de Siria y negó estar vinculado al tráfico de armas a cualquier país, incluida la zona de Oriente Próximo. Vila reconoce, sin embargo, haber mantenido relaciones comerciales con el cerebro de la operación, Aldo Anghessa, que entonces escondía su personalidad bajo ell nombre supuesto de Aldo Marangoni, actualmente detenido en la prisión militar de La Spezia (Italia). Según el empresario catalán, Anghessa empezó a tener un comportamiento cada vez más extraño hasta que trascendió su detención.

Luis Vila Relats, fundador y propietario de la empresa Boviga, SA, conoció a Aldo Anghessa, el promotor del tráfico italiano ilegal de armas, hace tres años. Según el empresario español, se entrevistaron por vez primera en Milán, en marzo de 1985, para estudiar una posible compraventa de huevos y aves que luego no llegó a efectuarse.Con posterioridad, Anghessa -que siempre se hacía llamar Aldo Marangoni- y Vila se vieron, casi siempre en Milán, para otras operaciones comerciales con cemento y varillas de hierro para la construcción que tampoco llegaron a fructificar, de acuerdo con la versión facilitada por el empresario catalán en el comedor de su propia casa, en la parte alta de Barcelona.

Luis Vila señala que un representante de la compañía Orbegozo que ofreció la posibilidad de servir al italiano el pedido de varillas metálicas para la construcción que solicitaba, constituye ahora "un testigo excepcional" de estos contactos anodinos. Vila quedó al margen de las posteriores relaciones entre el italiano y la empresa vasca, aunque le prometieron una comisión.

Cuando entre Vila y Anghessa empezó a existir cierto grado de confianza, el italiano se atrevió a ofrecerle la posibilidad de participar en una misteriosa operación triangular con la Valsella Meccanotécnica, la firma implicada ahora en el tráfico ilegal de armas, y con otro personaje, John Bellone, desconocido para él.

"Era un asunto poco claro y no me interesó", asegura Luis Vila. Pero Aldo Anghessa, a pesar de la negativa, continuó en estrecho contacto con él, haciéndole y pidiéndole favores. En determinada ocasión le solicitó que pagara una deuda de un millón de pesetas que había contraído con un naviero de Sevilla, a lo que se negó. En otra, le pidió desde Madrid que se reuniera con él urgentemente en Barcelona, adonde iba a trasladarse en la avioneta particular de un industrial conocido suyo, pero tampoco accedió.

Llamada desde Italia

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Para Vila, la actitud del italiano se fue haciendo cada vez más desconcertante, y el tono de exigencia con que le solicitaba las cosas empezó a constituir un abuso de confianza. "La última muestra de este comportamiento, que me resultaba incomprensible, la dio Anghessa hace aproximadamente 15 días, cuando me telefoneó desde Italia para decirme lacónicamente que la cosa está muy mal, no salga, sin que yo supiera de qué estaba hablando", señala. Vila asegura que entonces no entendió nada. Luego se enteró por la Prensa de que el juez de Massa Carrara, Augusto Lama, había abordado una nave cargada de droga y armas y había extendido una orden de detención contra 45 personas presuntamente implicadas en el tráfico de armas, incluyéndole a él mismo.El empresario barcelonés tiene 56 años, un título del IESE, varios cursos de Arquitectura, uno de Derecho por la Universidad a Distancia, tres hijos y una voluminosa biblioteca repleta de libros, fotografías y recuerdos. Pero por encima de todo tiene un largo currículo profesional.

Empezó sus actividades en 1971, cuando con otros prohombres de Banca Catalana fundó Empresa de Servicios, SA (ESSA), una complicada red de sociedades instrumentales dedicadas al negocio de la construcción que estos últimos años ha sido detenidamente analizada por los fiscales encargados del caso de la entidad bancaria, pues en menos de 10 años logró acumular un déficit de más de 1.000 millones de pesetas. Vila Relats abandonó la firma -o fue invitado a abandonarla- en agosto de 1978, cuando se hizo cargo de la red de las compañías instrumentales relacionadas con Banca Catalana un nuevo equipo gerencial dirigido por Lluís Serra Serra, hermano del actual ministro de Defensa.

Luego Vila levantó otra empresa, Grupomex Grups, SA, a caballo siempre entre el comercio internacional y la operación inmobiliaria. Poco después llegó Boviga, SA, fundada el 7 de octubre de 1983 junto a Francisco Javier Bofill Colom y Edmundo Grazeau de Cobettes de Caumon. Boviga dejó de funcionar en 1986. En la última etapa Vila ya estaba solo, pues sus socios cesaron por discrepancias con su manera de dirigir el negocio. Desde entonces trabaja en solitario, a título personal y de forma libre, en el comercio internacional.

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