Cartas al director

Crueldad incomprensible

Desearía, en primer lugar, expresar mi reconocimiento por la calidad y cantidad de información que encuentro en su periódico. Como docente en el departamento de Lengua y Cultura Hispánicas de una universidad extranjera, me sirvo de EL PAIS, al igual que mis colegas, para que mis estudiantes tengan contacto con la realidad de la España actual.En el estudio de esta España que me es tan querida, tanto por mis orígenes familiares como por las cualidades humanas que en ella creo reconocer, surgen zonas de sombra. Las fiestas patronales, momento privilegiado de alegría y encuentro humano, son en alg...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Desearía, en primer lugar, expresar mi reconocimiento por la calidad y cantidad de información que encuentro en su periódico. Como docente en el departamento de Lengua y Cultura Hispánicas de una universidad extranjera, me sirvo de EL PAIS, al igual que mis colegas, para que mis estudiantes tengan contacto con la realidad de la España actual.En el estudio de esta España que me es tan querida, tanto por mis orígenes familiares como por las cualidades humanas que en ella creo reconocer, surgen zonas de sombra. Las fiestas patronales, momento privilegiado de alegría y encuentro humano, son en algunas localidades pretexto para incentivar en los participan-

Pasa a la página siguiente

Viene de la página anterior

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

tes sentimientos de crueldad incomprensible: quemar toros, ultimar asnos, toros, gansos, a golpes y heridas de todo tipo, haciendo del animal enloquecido el blanco de lo peor que puede haber en un hombre: el deseo de torturar.

Muchos españoles me han manifestado su desconocimiento de esta triste realidad; muchos otros, su horror ante semejantes aberraciones y su indignación por la actitud de las autoridades locales, que financian dichas diversiones con el dinero de los impuestos. Esto es también la España actual. Le ruego que su periódico, que late al ritmo de las inquietudes de la España moderna, se haga eco de estas contradicciones, que son parte importante de la conciencia de un pueblo. La alegría auténtica no necesita el dolor y la destrucción sádica de un ser indefenso.- Alicia H. Puleo.

Archivado En